cuenta atrás para los oscar

Tecnología española para Hollywood

Ganadores del segundo Oscar técnico español, los ingenieros de Next Limit vuelven a optar a un galardón en la meca del cine por ‘Benjamin Button’

MADRID Actualizado: Guardar
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En términos mediáticos, los jóvenes ingenieros Víctor González e Ignacio Vargas están a años luz de Penélope Cruz, que el próximo domingo podría conseguir el Oscar, y Javier Bardem,el primer actor español con estatuilla dorada, pero los fundadores de la empresa Next Limit Technologies consiguieron el año pasado el segundo Oscar técnico que consigue un español por un programa de simulación de fluidos con el que han logrado mejorar la realización de efectos visuales en el cine.

Con varios trofeos en su corta y exitosa carrera por los programas que han creado y que se han utilizado en superproducciones tan taquilleras como El señor de los anillos, Ice Age II, Charlie y la fábrica de chocolate, Sweeney Todd y El curioso caso de Benjamin Button, la cinta favorita para la inminente ceremonia de los Oscar, González y Vargas fueron galardonados ayer con el Premio Segundo de la Academia de Cine por sus aportaciones técnicas a una industria en la que, hoy por hoy, no tienen la misma presencia y reconocimiento que los actores y directores, entre otros profesionales de este colectivo.

«Por fin un premio español!. No somos famosos, ni tenemos glamour, asumimos que los técnicos son los grandes desconocidos. Pero sí queremos reivindicar que no nos pongan los últimos en los títulos de crédito de las películas. Salen antes los del catering que nosotros», comentan con ironía estos dos ingenieros atípicos a quien lo que empezó como un hobby les llevó a crear el programa Real Flow, un software diseñado para reproducir el movimiento de fluidos, y Maxwell Render, un simulador de efectos de luz con aplicaciones en el cine.

Dreamworks, Disney y Pixar, entre otros grandes estudios, son clientes de Next Limit, empresa español creada hace diez años por estos dos hombres de ciencia aficionados a los ordenadores, los efectos especiales, la ciencia ficción y, por supuesto, el cine. Piezas que encajaron en el puzzle en el momento en el que el cine por ordenador despuntaba. «Antes del 98, todos los efectos eran muy costosos y, de haber esperado más tiempo, hubiera sido tarde. La simulación por ordenador te permite hacer explotar un volcán desde la pantalla, no hay necesidad de construir numerosos decorados para después derribarlos», declaran los padres del Real Flow, programa que vale 3.000 euros que ya va por su quinta versión que se utilizó por primera vez en el filme Perdidos el espacio para realizar explosiones estelares.

Grandes éxitos

Hollywood, siempre a la última en cuanto a efectos especiales se refiere, también simuló el fluir de la lava del monte del destino en El señor de los anillos. El retorno del Rey; el deshielo en la segunda entrega de Ice Age; y el corredor lleno de agua de Poseidón, Charlie y la fábrica de chocolate, Chicken Little, 300, Matrix, Final Fantasy, X-Men 3, El código da Vinci y El curioso caso de Benjamin Button también se han beneficiado de sus innovadoras creaciones.

En El curioso...,que tiene trece opciones al Oscar, reprodujeron una espectacular explosión en la que se ve como un submarino alemán choca contra el remolcador en el viaje el protagonista, Brad Pitt. «Todo se hizo sin que el remolcador tuviera que navegar o estar en contacto con agua», advierten estos ingenieros, que están seguros que esta macroproducción dominada en efectos especiales en un 90% se llevará «muchas estatuillas». «Lo importante es que no se noten los efectos especiales. En El curioso caso de Benjamin Button la estrella es Brad Pitt, pero su cara está digitalizada. Pitt no se sometió a horas y horas de maquillaje al estilo clásico, lo suyo fue un reto técnico. Y eso es lo que admiramos de los norteamericanos, que siempre se arriesgan», declaran.

Propietarios de un Oscar técnico por ser pioneros en lanzar una herramienta de simulación de fluidos en el cine el primer Oscar en esta categoría lo logró Juan de la Cierva en 1969-, Vargas y González, que recuerdan que la entrega de este galardón tiene lugar en una ceremonia distinta a la de los Oscar, no hablan con los directores, aunque hacen posible que todo lo que tengan en la cabeza sea una realidad. «Nuestra comunicación es de técnico a técnico. La revolución tecnológica hace que todo sea posible, desde recrear cualquier escenario digitalmente a tener actores virtuales. Pero el exceso de efectos digitales puede ser muy peligroso porque se pierden las historias», apuntan estos profesionales que ponen como ejemplo de su declaración los últimos capítulos de La guerra de las galaxias.

4 meses para 10 segundo

En constante contacto con el mercado, estos ingenieros que se pasaron cuatro meses para lograr una secuencia de diez segundos en Poseidón no paran de investigar porque, «aunque técnicamente todo es posible, no está todo inventado».

De vocación internacional, Next Limit trabaja muy poco en España, «donde ya hay algo de industria, pero no es un problema de presupuesto, sino porque aquí no se arriesga», apostillan estos ingenieros, que el próximo 6 de marzo tendrán en la cartelera otra de las macroproducciones que han utilizado sus servicios, Watchmen.