Ciudadanos

Dos años de promesas

El cerrojazo de la factoría dejó tras de sí un reguero de compromisos por parte de las administraciones

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«Yo no os voy a dejar tirados; el mejor aliado que vais a tener voy a ser yo». Esto fue lo que le dijo el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a un grupo de dos centenares de esposas de (aún por aquel entonces) trabajadores de Delphi unas semanas después del anuncio de cierre por parte de la compañía. No es poca cosa que la persona elegida por el Parlamento andaluz para gestionar y representar a la comunidad adquiera el compromiso personal de aliarse con un colectivo y asegurarle que no se olvidará de ellos. Esta escena tuvo lugar el 19 de marzo de 2007 durante la celebración del Día de la Provincia en la plaza de España de la capital.

Dos meses después -el 19 de mayo del mismo año-, Chaves recibió a los representantes de los trabajadores después de que éstos realizaran una marcha a pie desde Puerto Real a Sevilla. «Ningún trabajador se quedará sin empleo y éste será digno y estable», fue el mensaje de aquel día del presidente de la Junta al comité de empresa de Delphi. El mismo día se pronunciaron en términos similares los entonces ministros de Trabajo y de Industria, Jesús Caldera y Joan Clos, respectivamente. Tan sólo tres días más tarde fue el turno del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Éste ofreció su «compromiso personal» con la plantilla de la factoría de que ni uno solo de ellos se quedaría en la calle. Aún así, les pidió paciencia y confianza en las administraciones central y autonómica.

Tras la reunión de la última comisión de seguimiento de los asuntos relacionados con el cierre de Delphi, el viceconsejero de Empleo, Agustín Barberá, bromeó con los representantes de los trabajadores ante el grado de presión y exigencia de éstos: «Se habla como si se hubieran dejado de cumplir los compromisos adquiridos y a día de hoy los hemos cumplido todos; esperad al 31 de julio a ver si incumplimos algo», dijo en tono distendido.

Cumplimiento

Y, por ahora, se cumple. Se han atraído empresas que ya se están instalando en la Bahía o continúan con los preparativos para su próxima llegada. Dos de ellas se han caído a causa de las dificultades por las que atraviesa el sector industrial al que pertenecen -producción de biocombustibles- y el retraso del resto es imputable a la crisis financiera internacional que dificulta el acceso a créditos con los que hacer frente a las millonarias inversiones previstas. También se ha cumplido en lo que respecta a la formación. El colectivo de afectados ha estado un año recibiendo cursos que les facilite la reinserción laboral en nuevos sectores industriales. Y los trabajadores también han percibido la beca en concepto de transporte que se acordó en septiembre de 2007 y que han recibido por cada día de asistencia a los cursos de formación. El diseño de las acciones didácticas ha dado bastante que hablar por el bajo nivel en materias como el inglés o la informática para adaptarlas al grueso del colectivo. También se acordaron las prejubilaciones en el plazo acordado -aunque in extremis, a tan sólo once días del plazo que se dieron las partes-.

Sin embargo, todos estos logros quedarán en poco más que nada si, llegado el 31 de julio próximo, las recolocaciones no se han producido. Encontrar un puesto a cada uno de los integrantes de un grupo de 1.366 trabajadores es una tarea ardua, pero ése es el compromiso que adquirieron con ellos la Junta de Andalucía y el Gobierno central.