El presidente del sindicato United Auto Workers, Ron Gettelfinger, acusa a los republicanos en el Senado de sabotear el plan de rescate del automóvil y ha insinuado que es para favorecer a empresas extranjeras. /Efe
crisis económica global

El Tesoro de EEUU busca salidas al rechazo del plan de rescate del sector del automóvil en el Senado

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El Departamento del Tesoro de EEUU está preparado para salir al rescate de la industria del motor, y evitar su derrumbe, después de que el plan de ayuda que impulsaba el Congreso fracasase ayer en el Senado. "Dado que el Congreso no actuó, estamos listos para impedir un derrumbe inmediato hasta que el Congreso inicie su nuevo período (de sesiones) y actúe para ocuparse de la viabilidad de la industria a largo plazo", ha asegurado la portavoz del Tesoro, Brooklyn McLaughlin.

El Tesoro ha explicado que intervendrá con préstamos destinados a General Motors, Ford y Chrysler hasta que el Congreso tenga tiempo para considerar un plan de socorro de largo plazo el año próximo.

La Casa Blanca sugiere que podría echar mano del plan de rescate de la industria financiera de 700.000 millones de dólares para ayudar a las compañías automovilísticas, algo a lo que se había negado hasta ahora. El Gobierno había defendido que debía ser el Congreso el que elaborara un plan de rescate diferente del que se aprobó en octubre para la industria financiera de Wall Street.

Frenazo de los republicanos

Por tanto, los demócratas del Congreso impulsaron un plan, consensuado con la Casa Blanca, para dar asistencia financiera a los Tres Grandes de Detroit (General Motors, Chrysler y, en menor medida, Ford) por importe de 14.000 millones de dólares. El plan entró anoche en vía muerta en el Senado, debido a la férrea oposición de algunos republicanos.

Si no se interviene, ello deja a General Motors y a Chrysler abocadas a la suspensión de pagos y la bancarrota, una situación que, según todos los analistas, el Gobierno no puede consentir, porque generaría una reacción en cadena en las industrias auxiliares y profundizaría la grave recesión que vive el país.

"Nadie compra un coche de una empresa en bancarrota, porque no le pueden asegurar que le darán servicio durante los próximos tres o cinco años", ha dicho un analista a la cadena CNBC, para explicar cómo la suspensión de pagos sería desastroso para el sector.