GOLEADOR. Eto'o se exhibió ante el Valladolid y marcó cuatro de los seis goles de su equipo. / EFE
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Un cuarto azulgrana

El FC Barcelona pone el fútbol y la contundencia, frente a las dudas y la debilidad defensiva de un Real Madrid malacostumbrado a dejarse llevar

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Cumplido el primer cuarto de la Liga, el fútbol lo pone el Barça, cuyo nuevo proyecto amenaza con romper la hegemonía de un Real Madrid que sigue inmerso en dudas y sólo está a dos puntos de los azulgrana gracias a su eficacia goleadora, al buen momento de Higuaín, y al carácter que se ha visto obligado a mostrar en determinados partidos. Con la competición fracturada por las notables diferencias entre grandes y pequeños, Villarreal (único invicto), Valencia y Sevilla se mantienen en una lucha de la que pronto se ha caído el Atlético de Madrid, con lo mucho que prometían los rojiblancos a principios de temporada. En la batalla por evitar el descenso vuelven a estar Osasuna, que ya ha cambiado sin éxito de entrenador, y el Athletic, de nuevo en las últimas plazas, por debajo del recién ascendido Numancia, que dio una de las mayores campanadas de la competición al derrotar al Barcelona en la primera jornada.

Aunque sólo se llevan 10 partidos, la Liga ya empieza a tomar color azulgrana, y no sólo por el espectacular juego que despliega el equipo catalán, sino por su contundencia goleadora -de momento supera los números que llevaron al Madrid de Toshack a batir, con 107 tantos, el récord en 1990-, por el potencial de su plantilla, y por su sod se ha sentido perseguido por los árbitros cuando ha ganado y Raúl se ha quedado ya en el banquillo sin jugar un solo minuto. Schuster pidió refuerzos que no le fueron concedidos y el Madrid se debate se enfrenta así a otra dura temporada, ante la fuerza de un Barcelona que no ofrece fisuras.

Críticas del vestuario

La trayectoria de Guardiola y Schuster ha sido inversamente proporcional desde el inicio del campeonato. Mientras que el técnico del Barça que no quería a Eto'o fue acusado de novato y de no saber tomar decisiones acertadas al inicio del campeonato, cuando el único pecado de los azulgrana era no tener suerte de cara a portería, el del Madrid parecía haber encontrado ya el necesario equilibrio defensivo y conseguido la unidad del vestuario. Sin embargo, no han tardado en llegar los enfrentamientos, como el de Sergio Ramos con el técnico alemán, las críticas de los jugadores a la falta de espíritu de grupo, y el Madrid, desde la época de Capello, vuelve a ser un equipo malacostumbrado a fiarse de su eficacia arriba y a dejarse dominar por rivales inferiores.

El Barça, en cambio, es una apisonadora insaciable que busca el fútbol de ataque, sólo se ha quedado sin marcar en un partido y lleva una media de 3,4 goles por encuentro, con Eto'o como principal protagonista, autor de 13 tantos, tres más que Villa y cuatro más que Higuaín, quien, beneficiado por la lesión de Van Nistelrooy -si no continuaría negado en la banda derecha-, al menos ha logrado equilibrar el pobre bagaje defensivo de los madridistas.

La esperanza del Madrid es que el Barcelona atraviese pronto el típico bache que suele afectar todas las temporadas a los aspirantes al título, porque los blancos, con muchos mediocampistas a los que Schuster no saca rendimiento, no ofrecen garantías, entre otras razones, porque el equipo se rompe por el medio y por la apatía que saca a relucir en numerosos partidos.

Es lo contrario que les ocurre al Valencia y al Villarreal, que no ofrecen un fútbol atractivo pero sí muy eficaz, han encajado casi la mitad de los goles que el Madrid, y tienen a dos delanteros centro en racha: Villa (10 goles) y Joseba Llorente (cinco). Sólo entre ellos dos, y el italiano Rossi, que lleva cuatro, suman tantos goles como el Atlético, que padece dependencia de Agüero y continúa lastrado por unas decisiones de Javier Aguirre que a veces parece estar provocando su destitución y empujando al Kun a que no siga entre los rojiblancos la próxima temporada.