El presidente francés, Nicolas Sarkozy, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea. /AP
CRISIS FINANCIERA mundial

Sarkozy sostiene que España tiene que estar en la cumbre del G-20 «por sentido común»

El presidente francés asegura que no le plantea problemas ceder una silla a Zapatero y que defenderá ante Bush esta postura

BRUSELAS Actualizado: Guardar
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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha dejado entrever que habrá más de cuatro países de la Unión Europea representados en la cumbre financiera de Washington, en la que aspira a participar el presidente del Gobierno español. José Luis Rodríguez Zapatero tiene el apoyo fancés por "sentido común", al ser España la octava potencia del mundo. En la rueda de prensa posterior a la cumbre extraordinaria de Bruselas, el presidente francés y de turno de la UE ha asegurado que Francia "no tiene ningún problema para permitir a España usar una de las dos sillas" que tiene en la cumbre del G-20 del próximo día 15 en Washington para la reforma del sistema financiero.

"Sería difícil explicar que la octava economía del mundo, España, no se puede sentar con las veinte economías más importantes", ha señalado Sarkozy en rueda de prensa. Previamente, el presidente francés había dejado entrever que habrá más de cuatro países de la Unión representados en la cumbre.

En un discurso con motivo del 50 aniversario de la Comisión Europea (CE), Sarkozy ha subrayado la necesidad de que Europa disponga de una "posición común" ante la reunión del G-20 llamada a reestructurar el sistema financiero mundial.

"¿Quién puede pensar que en una Europa de Veintisiete podríamos estar representados simplemente porque cuatro de nosotros, o alguno más y eso lo hablaremos, hayamos sido invitados a la cumbre?", indicaba el presidente francés. En principio, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia -como miembros del G-8 -son los únicos países europeos invitados al encuentro, aunque tanto España y varios Estados miembros han reclamado su participación.

Reunión de los líderes de la UE

Los líderes de la UE han celebrado este viernes una cumbre informal en la que han pactado una postura común sobre cómo acometer la reforma del sistema financiero internacional. Posición común de la UE ante la cita convocada por Estados Unidos el próximo 15 de este mes. Zapatero sigue sin recibir invitación para viajar a la capital estadounidense y ha aprovechado la cita para volver a reivindicar su derecho a participar.

Como presidente de turno de la Unión, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tendrá que defender en Washington el punto de vista de los Veintisiete y por eso ha organizado esta reunión, para escuchar sus ideas y propuestas. Los líderes no han consensuado una lista de propuestas concretas, ni han rubricado ninguna declaración escrita, se han limitado a mantener una "discusión política" sobre cuáles deben ser los objetivos de la reforma financiera y sobre el programa de trabajo que podría acordarse en Washington.

Propuestas francesas

No obstante, para estimular el debate, la presidencia francesa había remitido al resto de delegaciones un documento con el enfoque que considera más adecuado. El texto recalcaba la necesidad de revisar los "valores" que sostienen el sistema financiero y, en esa línea, hacía hincapié en que hay que introducir más transparencia y aumentar la coordinación entre los distintos reguladores y supervisores.

Según París, hay que garantizar que ninguna institución financiera, instrumento de inversión o territorio queda exento de regulación, e implantar medidas para evitar que las entidades asuman excesivos riesgos. Propone establecer un sistema de alerta temprana frente a amenazas a la estabilidad financiera y poner en marcha colegios de supervisores para vigilar a las entidades trasnacionales.

Plantea convertir el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el garante de la estabilidad financiera internacional, encargado de coordinar los trabajos de órganos más especializados -como el Foro de Estabilidad Financiera, el Banco Internacional de Pagos, el comité de Basilea, la Organización Internacional de Comisiones de Valores y el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad-.

Aunque los países están de acuerdo en la importancia de que Europa demuestre en Washington su unidad y capacidad de liderazgo, también han quedado ya patentes algunas diferencias. La idea de convertir al FMI en el "paraguas" regulador internacional no suscita, por ejemplo, el entusiasmo de Alemania, frente a otras delegaciones, que apuestan por acometer urgentemente su transformación.