Silvio Berlusconi / EFE
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«No creo que me contrate»

Una joven abogada de oficio se ve obligada por sorpresa a defender a Silvio Berlusconi en un juicio

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El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha hecho de todo para burlar la Justicia. Como impulsar leyes que despenalizan delitos, que permiten rechazar al juez sólo con sospechar que no es imparcial o que reducen los plazos de prescripción, pero esta vez ha rizado el rizo.

Una de las técnicas clásicas del primer ministro es que sus abogados sean diputados. Así pueden esgrimir, como él, la incompatibilidad de agenda. Llevada al límite, esta táctica permite que las audiencias de su último proceso, por corrupción en el caso Mills, sólo se puedan celebrar los viernes, único día sin actividad parlamentaria.

Sin embargo ayer se reanudaba el proceso y, ya es casualidad, hubo dos comisiones que ocupaban a sus dos letrados, Niccolò Ghedini y Piero Longo. ¿Solución? Enviaron a un letrado becario de 26 años. Al verlo, la magistrada ordenó llamar a un abogado de oficio. En la centralita del tribunal cogieron la lista y le tocó a Chiara Zardi, de 28 años, con dos de experiencia en abogacía. «Tienes que defender a un cliente un poco particular», le explicaron al teléfono.

Pensó que era una broma, confesó luego. La chica, que trabaja en una asociación de consumidores, entró disculpándose por no tener toga. Luego hizo lo único posible, pedir tiempo y un aplazamiento. Fue un éxito, la sesión se pospuso al 27 de septiembre. Otra semanita más que ha ganado Berlusconi, y sin los titulares. «No creo que me contrate», explicó Zardi con humildad, abrumada por el protagonismo. Ayer ocupó las imágenes de los informativos.

Comisiones oportunas

El fiscal de caso no estaba tan contento. Aseguró que nunca en la vida se han celebrado comisiones parlamentarias los viernes y que aquello era sospechoso. En el Parlamento, la oposición secundó la tesis del Ministerio Público, pues afirmó que las dos comisiones habían sido organizadas expresamente para dar una excusa a los letrados del primer ministro.

En resumen, la historia de siempre. Además, el magnate ya se ha librado del caso Mills gracias a la Ley de Inmunidad que acaba de aprobar. Sin embargo hay un cabo suelto, y de ahí las nuevas obstrucciones. Silvio Berlusconi está acusado de sobornar al abogado británico David Mills con 421.000 euros, para que no testificara en su contra. Ahora él se ha salido del proceso judicial, pero Mills sigue en el banquillo de los acusado.

Una condena al sobornado, que será antes de Navidad, lo sería también indirecta y moralmente para el sobornador, el magnate. Berlusconi, con su cara de cemento, podría con eso y más, pero es mejor no correr riesgos. Mientras se inventa algo nuevo, como por ejemplo una ley que impida juzgar a abogados británicos con gafas, los letrados tendrán que seguir inventándose comisiones parlamentarias. Que estén atentos los togados de oficio.