REMANGADO. McCain empaqueta ayuda humanitaria. / REUTERS
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McCain, comandante en jefe

El senador aprovecha el huracán 'Gustav' para mostrar la efectividad que faltó durante el 'Katrina'

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Ya había dicho que si él hubiera sido presidente cuando el Katrina devastó Nueva Orleans hubiera aterrizado el Air Force One allí mismo para estar junto a su gente y asegurarse de que todo funcionaba. Por eso el domingo, en vez de huir del huracán que recordó al país la funesta actuación del Gobierno republicano, John McCain voló directo hacia él y aprovechó la oportunidad para reforzar su imagen de comandante en jefe.

La terraza de Cossetta, el restaurante italiano ubicado junto a la entrada al pabellón del Xcell, estaba desierta. Los camareros observaban aburridos a los escasos viandantes con los gorros ladeados y la pancarta de «¿Bienvenidos a la convención!» mecida por el viento. Los periódicos locales se lamentaban de que los grandes gurús de la televisión habían abandonado la ciudad para presentar sus programas desde Nueva Orleans.

Las actuaciones estelares del presidente George W. Bush y su segundo Dick Cheney habían sido canceladas, pero según la estratega demócrata Jennifer Palmieri «son los demócratas los que más sienten su ausencia». El partido de la oposición ha aprovechado la impopularidad del presidente en la recta final de su mandato para asociarlo al nuevo candidato republicano, que como recuerdan a la menor oportunidad se ha alineado con él en las votaciones del senado en un 90% de las veces.

Según The New York Times, la coincidencia de que el huracán Gustav embistiese Nueva Orleans tres años después del Katrina y el mismo día en que se inauguraba la Convención Republicana le había dado la oportunidad al senador de Arizona de deshacerse del «legado tóxico» de Bush. «McCain hubiera tenido que rendir homenaje al mismo hombre de cuya sombra intenta escapar desesperadamente», observaba el rotativo.

El presidente se encontraba desde el domingo en San Antonio, a una distancia segura de Lousiana desde donde seguía las operaciones junto al gobernador de Texas Rick Perry. «América es un gran país», proclamó satisfecho cuando se supo que Gustav había perdido fuerza.

La noticia también trajo algunas sorpresas a las Ciudades Gemelas -St. Paul y Mineapolis- que albergan la Convención Republicana. Si bien todos los actos se habían reducido al mínimo, con sólo dos horas de formalismos para cumplir con los requisitos técnicos de nombrar al candidato, Laura Bush y Cindy McCain irrumpieron por sorpresa en un acto de la delegación de Louisiana que habían cancelado la víspera.

«Héroe americano»

Allí la primera dama alabó al «verdadero héroe americano» que aspira a sustituir a su marido, y escuchó atentamente las aventuras filantrópicas de la esposa del veterano de Vietnam en África. «Si esto es lo que ha hecho en los últimos cinco meses mientras acompañaba a su marido en la campaña, imaginarios lo que puede hacer cuando sea primera dama», dijo la mujer de Bush.

Su presencia devolvió el ánimo a los cerca de 50.000 republicanos que habían acudido hasta St. Paul para celebrar la única oportunidad que tienen cada cuatro años de reunirse en torno a su nuevo líder. Por primera vez, desde que Gustav amenazó con sabotearles la fiesta, se espera que McCain acudirá el jueves a aceptar la nominación.

El Partido Republicano ha transformado el centro de convenciones de Mineapolis en una sede altruista, donde los delegados empaquetan estos días víveres para enviarlos al Golfo de México. Todos han decidido poner buena cara al mal tiempo y aprovechar la intervención divina como una segunda oportunidad para demostrar al país el conservadurismo compasivo y la efectividad que brilló por su ausencia durante el azote del Katrina, que dejó 1.600 muertos. En palabras de McCain, «es hora de dejar el partidismo y colocarse el sombrero americano».

Eso es lo que hacía, pero sin fanfarria, el candidato demócrata, que había preferido quedarse al margen «para no desviar recursos». Obama suspendió su campaña en Ohio, Michigan y Pensilvania, donde sus actos de ayer estuvieron dedicados a mentalizar a la gente de que deben arrimar el hombro. Horas después envió un e-mail colectivo a los dos millones de personas que componen su base de datos pidiendo que cada uno donase cinco dólares a la Cruz Roja para ayudar a los damnificados del huracán.