Cultura

Grass cuenta historias de familias y se encuentra con Cortázar

El Premio Nobel de Literatura Günter Grass se ha dedicado en su nuevo libro, Die Box (La caja), a contar ante todo historias de familias y, de paso, ha tenido una especie de encuentro a deshoras con el argentino Julio Cortázar, con quien coincide en su visión de la fotografía.

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La tentación de ver en Die Box una continuación de Pelando la cebolla -libro que generó un escándalo por la revelación de que Grass había sido miembro de las SS- es evidente, al igual que la de ver la obra como una autobiografía.

El personaje central es un escritor cuyas obras tienen los mismos nombres que las obras de Grass. Sus hijos, que son los que van contando la historia, tienen otros nombres distintos a los reales, pero coinciden en el número y en la profesiones.

Sin embargo, hay un elemento fantástico que desbarata la idea de que la obra es una mera autobiografía: una cámara fotográfica -la box- que, como lo explica un personaje, ve cosas que no están ahí, cosas que ocurrieron antes o que ocurrirán más tarde o cosas que desean los personajes fotografiados.

Similitudes

A mucho lector hispanoamericano probablemente le resulte inevitable pensar en dos cuentos de Cortázar: El apocalipsis de Solentiname y, sobre todo, Las babas del diablo, texto del que partió el italiano Michelangelo Antonioni para rodar su película Blow up. En ambos relatos, la cámara de un fotógrafo descubre verdades horribles que no se ven con la mirada natural.

El libro está dedicado a la fotógrafa Maria Rama -muerta en 1977-, presunta propietaria de la cámara mágica y a quien Grass pone en su boca una explicación de las particularidades del aparato. La cámara, explica, se volvió loca durante la guerra al ser la única superviviente de un taller de fotografía después de un bombardeo.