FUERZA. Marc Gasol forcejea con Lebron James. / EFE
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Con todo el honor del mundo

Elogiados por sus rivales, los jugadores españoles destilaron orgullo tras una final fantástica y sólo lamentaron la actuación de los árbitros

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Lo dijo Jorge Garbajosa, muy emocionado. «Ha sido uno de los mejores partidos de la historia y hemos perdido con todo el honor del mundo». No le faltaba un ápice de razón al jugador madrileño, que apenas podía contener las lágrimas recordando todo lo que ha sufrido durante los últimos meses para poder estar en Pekín formando parte de ese grupo de amigos que es la selección española de baloncesto. Lo cierto es que la final había sido soberbia, un auténtico placer para todos los aficionados. Ganaron los mejores, esa constelación de estrellas de la NBA que forma el equipo nacional de Estados Unidos, pero la grandeza de los perdedores no se le escapaba a nadie. Así lo entendieron Kobe Bryant y Lebron James, que se deshicieron en elogios hacia España, y también los periodistas norteamericanos, que paseaban por la zona mixta felicitando a sus colegas españoles y no dudaron en despedir con aplausos a Pau Gasol y a Aíto García Reneses al término de su conferencia de prensa.

No era para menos. Cuando sonó la bocina que daba por concluída la final, en el ambiente del pabellón de la Universidad de Pekín quedó flotando una sensación compartida: la de que se había vivido un partido inolvidable y que había sido, precisamente, la brillantez de la disputa la que había acabado dando a las medallas su verdadero valor. El oro no sería el mismo para los jugadores de Estados Unidos si lo hubieran conseguido después de un nuevo paseo militar, como lo habían sido todos sus partidos anteriores en el torneo olímpico. Seguro que, en ese caso, Kobe Bryant no hubiera desfilado hacia los vestuarios dando gritos de alegría y chocando todas las manos que se le ofrecían. Hubiese estado feliz, sin duda, pero no tanto. Le hubiera faltado el subidón que producen las conquistas difíciles. Y, de la misma manera, la plata tampoco sería la misma para los jugadores españoles si ayer hubieran sido los convidados de piedra que muchos esperaban. La hubieran celebrado, desde luego, pero sin el orgullo de quien se ha superado a sí mismo y ha dejado en la memoria una imagen imborrable.

Lo cierto es que a España le faltó poco para protagonizar la que hubiese sido, quizás, la mayor gesta deportiva de su historia. A 2,19 minutos para el final del partido, el marcador registraba un inquietante 104-108 y la emoción podía cortarse a cuchillo. España resistía. En ese momento decisivo, sin embargo, Estados Unidos supo aguantar la presión y sus estrellas aparecieron con la puntualidad que se les supone. Como luego diría Aíto García Reneses, los americanos no eran el equipo de los pasados Juegos o del anterior Mundial de Japón, esa tropa deshilachada de talentos que se movían cada uno a su aire y confundían el juego con un concurso de mates. Eran una cosa muy seria. Con sus porcentajes de ayer, se hubieran ido de cuarenta puntos ante cualquier rival. «Lo importante es que les hemos obligado a jugar al 200%. Si no llegan a hacerlo, les ganamos», aseguró Calderón. Garbajosa era de la misma opinión. «Han tenido un acierto espectacular y lo han dado todo. Está claro que estaban preparados. No son tan estúpidos como para pensar que este partido iba a ser igual que el anterior».

Aunque es un hombre muy comedido en sus valoraciones, el seleccionador español pero fue el primero en reconocer que el partido había sido espectacular. «Hemos afrontado la final con el espíritu que necesitábamos y ello nos ha permitido no descolgarnos en ningún momento. Si en los tres últimos minutos hubiéramos tenido un poco más de suerte en los tiros hubiésemos tenido alguna opción de victoria», afirmó Aíto, que no quiso referirse a la muy discutida actuación arbitral.

La ironía de Rudy

Algunos de sus jugadores, sin embargo, sí que lo hicieron. Rudy Fernández optó por la ironía. «Ha sido un partido increíble y he disfrutado muchísimo. Tengo en el móvil cuarenta mensajes de felicitación. La única lástima es que los de la FIBA hayan cambiado este año la regla de los pasos», dijo. El jugador del Joventut, al que tras verle ayer esperarán con ansiedad los seguidores de Portland Trail Blazers, se refería a la insólita decisión de los árbitros de no pitar los pasos de salida, como es preceptivo en los torneos FIBA, no así en la NBA. El caso es que los estadounidenses no se cansaron de incurrir en ese ilegalidad sin que los colegiados se quisieran dar por enterados. «Si no es por los pasos lo hubiésemos tenido muy cerca. Yo creo que hubiésemos ganado», aseguró Calderón.

En las conferencias de prensa, sin embargo, se pasó por alto el tema de la labor arbitral. Aíto García Reneses prefirió no mentarlo y Pau Gasol, muy solicitado por los periodistas de Estados Unidos, tampoco se pronunció. El pivot de los Lakers se limitó a ensalzar a España y a felicitar a su rivales. «Han tenido que trabajar muy duro y tomárselo muy en serio. Nos vamos con una sensación muy buena. Este es un equipo único, muy especial, que puede ganar a cualquiera», comentó Gasol, antes de dejar claro que su ciclo con la selección no se ha acabado. «Espero que éste no haya sido mi último partido con la selección. Tengo 28 años. Es cierto que tengo mucha carga de trabajo y que los esfuerzos se empiezan a notar. Por mi bien, me voy a tener que controlar. Pero sigo teniendo ilusión de jugar con este equipo. A ver si puedo volver al 100% y dar el máximo de mí mismo».

«Mi respeto a España»

Los vencedores comparecieron todos juntos en la sala de prensa y sus primeras palabras fueron para sus rivales. «Ha sido un partido fabuloso. España puede estar orgullosa», sentenció Mike Krzyzewski, el seleccionador estadounidense. Lebron James coincidió con su 'coach'. «Ellos han jugado increíble. Tienen grandes jugadores y nos han aguantado los cuarenta minutos. Mi máximo respeto para España», apuntó. Kobe Bryant, una celebridad en China, no parecía nada sorprendido del nivel de la selección española y de lo costosa que había resultado la medalla de oro. «Nos han dado grandes problemas, pero sabíamos que podía ocurrir. Son campeones del mundo», recordó.