EN GRUPO. Familias y peñistas hicieron sus particulares barbacoas en la playa de la Cachucha. / VÍCTOR LÓPEZ
PUERTO REAL

Otro Carranza «chiquito»

La VII edición de la Chistorrada popular de Puerto Real se consolida como cita del verano

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Entre chorizos y chistorras transcurrió la noche en la playa de La Cachucha de Puerto Real. Si el fin de semana anterior muchos se atragantaban con los pinchitos y los filetitos de la barbacoa del Trofeo Carranza, este sábado tocó una cena con embutido.

La VIII Chistorrada popular, que organiza la Federación Local de Peñas Puertorrealeñas con la colaboración del área de Fiestas del Ayuntamiento, comenzó alrededor de las nueve y congregó a numerosos asistentes ávidos por alcanzar alguna pieza del manjar protagonista de esta celebración.

En su octava edición, la entidad organizadora repartió un total de 200 kilos de chistorras, otros 100 de chorizos, 100 kilos más de pan y puso a disposición de los asistentes 25 barriles de cerveza. Esta cita gastronómica demostró que cualquier día es bueno para reunirse con los amigos. Como fue el caso de Loli y Carmen, dos puertorrealeñas y «cachucheras de toda la vida» que llevaban desde las cinco de la tarde para «coger el mejor sitio». Estas dos amigas acuden cada año fieles a la cita y afirman que «es una barbacoa muy familiar».

En la playa de la Cachucha se dieron cita numerosos grupos de vecinos que, además de las tradicionales chistorras, organizaron sus particulares comilonas. No faltaron los pinchitos, ni los fletitos, y también se pudieron ver (y oler) sardinas, gambas, coquinas y hasta un jamón, cortesía de los socios de la caseta de feria Ole qué arte. Francisco Javier Caro, su presidente, afirmó que «esta barbacoa nos gusta mucho más porque es más tranquila». Sin embargo, el ambiente se asemejaba al Carranza. Famlias y amigos reunidos en la playa coincidieron en que esta barbacoa les gusta más que la de Cádiz “porque es más nuestra”.

Otros recordaban algunas anécdotas como el año que salieron ratas de las piedras de uno de los espigones y se metieron entre las sillas y mesas. También el año en que saltó el levante y “era imposible estar aquí, comimos más arena que otra cosa”.

Por su parte, Juan Montero, presidente de la Federación de Peñas Puertorrealeñas mostró su satisfacción un año más tras un intenso mes de trabajo con los preparativos. “Esta iniciativa surgió de un grupo de peñistas que organizó una barbacoa más pequeña para una convivencia, pero más adelante se abrió al pueblo entero y a todo el visitante que quiera venir”, explicó. Y es que en cada nueva edición cada vez son más los que se acercan por primera vez para disfrutar de una ración de chistorra y de la buena compañía de los puertorrealeños. En total Montero calculó que serían un total de entre cuatro o cinco mil personas reunidas en torno a la playa de La Cachucha. Sin embargo, tras la Chistorrada popular “todo se queda muy limpio”. Esa es la mayor diferencia que aprecian en Puerto Real en comparación con la gran barbacoa del Trofeo Carranza en Cádiz. Salvando las diferencias. “En varias ocasiones los responsables de Medio Ambiente nos han felicitado”, comentó orgulloso Montero

Sólo faltaba un detalle minutos antes de que el reloj marcara las diez: no había luz. “Cómo en todos los eventos de este tipo siempre falta algo”. En esta ocasión, la Federación de Peñas había solicitado que encendieran la iluminación de la playa un poco antes de su hora habitual y se prolongara hasta las cinco de la madrugada para el disfrute del personal.

La fiesta gastronómica se mantuvo hasta que se agotaron los cientos de kilos de chorizos, la cerveza y varias garrafas de vino moscatel sobre las dos de la madrugada para el disfrute de los más juerguistas. La Chistorrada popular se consolidaba como una de las citas tradicionales del verano.

Por otra parte, hoy concluye la verbena de la barriada El Meadero de la Reina, que organiza desde hace tiempo la asociación de vecinos El Rosal, fiestas a las que acuden numerosas personas con ansias de diversión.