Imagen de archivo del ex presidente peruano, Alberto Fujimori.
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El último samurái

El gobernante más controvertido de la reciente historia peruana era un desconocido cuando venció en las urnas al escritor Mario Vargas Llosa con propuestas "antisistema"

LIMA Actualizado: Guardar
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El ex presidente de Perú, Alberto Fujimori, autodenominado el "último samurái", afronta un proceso por violaciones a los derechos humanos que puede llevarlo, a sus 70 años, a pasar el resto de su vida en prisión.

Fujimori llega a esta instancia decisiva en su vida política y personal luego de irrumpir como un candidato "anti-sistema" en 1990, dar un golpe de Estado en 1992, sumar un total de tres elecciones presidenciales y presentar su renuncia por fax desde Japón.

Tras permanecer casi dos años en Chile, a donde llegó de manera inesperada el 6 de noviembre de 2005 procedente de Japón, el ex presidente fue extraditado a Perú el 22 de septiembre pasado, para ser juzgado por delitos contra los derechos humanos y corrupción.

Victoria de un 'candidato antisistema'

Nacido el 28 de julio de 1938 en Lima, en una familia de emigrantes japoneses, el gobernante más controvertido de la reciente historia peruana era un desconocido cuando venció en las urnas, en 1990, al escritor Mario Vargas Llosa, con propuestas que le identificaron como "candidato antisistema".

Licenciado en Ingeniería Agronómica, Fujimori se había dedicado a la educación universitaria en la Universidad Nacional Agraria de Lima, donde llegó a ser rector.

Cuando alcanzó la Presidencia se topó con un país quebrado, con una inflación superior al 7.000% y amenazado por los grupos armados de ultraizquierda Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).

Ante las trabas burocráticas y las prácticas heredadas de un sistema político ineficaz, en 1992 disolvió el Congreso y la Judicatura y asumió poderes absolutos. Después se aprobó la nueva Constitución que le otorgó el derecho a la reelección.

Perú le reafirma en el poder

Volvió a vencer en las elecciones de 1995 al ex secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuéllar y se consolidó en el poder. Durante su gestión, la policía logró la captura de los cabecillas de Sendero Luminoso y el MRTA (1992) y afrontó una guerra por diferencias limítrofes con Ecuador (1995).

Hizo frente a un secuestro masivo en la residencia del embajador japonés en Lima perpetrado por el MRTA, que duró 126 días y concluyó en abril de 1997 con un operativo que aniquiló a los 14 subversivos y rescató con vida a 71 de los 72 rehenes.

En abril de 2000 volvió a presentarse y derrotó a Alejandro Toledo, quien renunció a la segunda vuelta tras denunciar fraude. Comenzó entonces una etapa de convulsión social que llegó a su límite cuando en septiembre de 2000 salió a la luz la gran trama de corrupción orquestada por Vladimiro Montesinos, su principal asesor, actualmente preso en Perú.

Fujimori aprovechó entonces un viaje a Brunei, para huir en noviembre a Japón, desde donde renunció por fax a la Presidencia. Amparado por el reconocimiento de su nacionalidad japonesa, las autoridades de ese país anunciaron que no aceptarían las demandas de extradición de Perú.

El serio revés de la extradición

En Tokio conoció a la millonaria Satomi Kataoka, con quien se casó desde Chile por poderes, en abril del 2006, cuando cumplía arresto domiciliario. Fujimori había estado casado con Susana Higuchi, también peruana de origen nipón, que le acusó de malos tratos y se divorció.

El 6 de noviembre del 2005, el ex presidente llegó de manera sorpresiva a Santiago de Chile, donde fue detenido al día siguiente a pedido de las autoridades peruanas. Además, intentó ser elegido senador en las elecciones legislativas de Japón, el pasado mes de julio, por un partido minoritario, al que representó como el "último samurai", pero fracasó.

Sufriría luego el serio revés de la extradición y permanece recluido en una prisión policial de Lima, mientras espera el desarrollo de los juicios por violaciones a los derechos humanos y corrupción.