Los monjes durante la protesta en un templo de Lhasa. /AP
desde naciones unidas

El Gobierno tibetano en el exilio exige una investigación internacional sobre el conflicto con China

Un grupo de monjes tibetanos protesta en Lhasa contra la represión ante los periodistas extranjeros

PEKÍN / GINEBRA Actualizado: Guardar
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El presidente del Parlamento tibetano en el exilio, Karma Chopel, ha pedido en la sede de Naciones Unidas en Ginebra que se lleva a cabo una investigación internacional sobre la situación en el Tíbet. Mientras, en Lhasa, un grupo de monjes tibetanos ha interrumpido una rueda de prensa oficial en el templo de Johkang, manifestándose contra China y acusando a las autoridades del país de "mentirosas".

El representante tibetano ha hablado ante periodistas y miembros de ONGs en una sala perdida del Palacio de Naciones, después de esperar durante dos horas a que la seguridad le permitiera la entrada en el edificio. Una vez dentro, a Chopel no se le ha autorizado a hablar en la sala del Consejo de Derechos Humanos, reunido hasta mañana viernes en sesión y que no tiene previsto celebrar ninguna sesión especial sobre el Tíbet, por no haberse obtenido el necesario número de apoyos entre los 47 Estados miembros.

"Desde hace años tratamos de atraer la atención del Consejo de Derechos Humanos, y antes de su predecesora la Comisión, pero debido a la fuerte presencia diplomática de China es muy difícil lograr que esta cuestión se ponga en el orden del día", se ha lamentado el representante en el exilio. "Hasta el nombre de Tíbet está prohibido en la ONU", ha insistido, mientras un portavoz del partido radical indicaba que la alta comisaria para los Derechos Humanos, Louise Arbour, había declinado reunirse con Chopel alegando problemas de agenda.

Chopel ha insistido en la necesidad de que observadores independientes vayan al Tíbet donde "muchas personas, unas 400, han sido heridas y tienen miedo de acudir a los hospitales". Asismismo, el representante tibetano ha reiterado la posición del Dalai Lama, líder político y espiritual de los tibetanos, a un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín, pero ha dicho que, a cambio, la comunidad internacional debe aprovechar esta ocasión para pedir a China el respeto de los derechos humanos.

Pérdida internacional del mercado chino

En la línea crítica de Chopel se ha mantenido el primer ministro tibetano en el exilio, Samdhong Rinpoche quien ha asegurado que "ningún Gobierno puede permitirse incordiar a China, un gigante económico, presionando demasiado por la situación de los derechos humanos en Tíbet".

Rinpoche, jefe del gobierno instalado en India, asegura que los esfuerzos por lograr una mayor libertad religiosa en el territorio se están viendo perjudicados por el capitalismo y por una "pérdida de la moral humana". Los gobiernos extranjeros dicen "que la cuestión del Tíbet es muy importante para ellos, pero no pueden perder el mercado chino porque es una oportunidad única para sus pueblos", ha reprochado.

"Los capitalistas están apoyando el sistema totalitario monolítico de China", considera Rinpoche, quie, además, sostiene que "la pérdida de la moral humana por la avaricia de dinero y de riqueza ha cambiado al mundo entero".

Protestas ante los periodistas extranjeros

Mientras, en Lhasa, un grupo de monjes tibetanos ha interrumpido una rueda de prensa oficial ante la prensa extranjera en el templo de Johkang, uno de los más sagrados para el budismo tibetano, manifestándose contra China y acusando a las autoridades del país de "mentirosas", según han informado varios testigos.

El periodista del diario USA Today Callum MacLeod ha relatado que "cerca de 30 monjes entraron en el recinto interrumpiendo la rueda de prensa gritando 'no les crean, os están engañando". Por su parte, un cámara de la televisión de Taiwán ETTV Wang Che Nan, ha explicado que que el incidente apenas duró 15 minutos puesto que la Policía amenazó a los tibetanos y les alejó a otra parte del templo, lejos de los periodistas. Asimismo, otros reporteros han añadido que algunos de los monjes no habían podido abandonar el templo de Jokhang desde que comenzaran las protestas.

El Gobierno chino había permitido la entrada de periodistas extranjeros en Lhasa por primera vez, en un tour que les ha llevado a la ciudad y que ha impulsado Pekín "para mostrar que la seguridad se ha restablecido en el país". Tras el incidente, la Policía y autoridades del Gobierno, que no han confiscado las notas de los periodistas allí presentes, les han instado a abandonar el templo alegando que la rueda de prensa había acabado y que era hora de ir a otro sitio.