En la imagen, Chantal Sébire. /AFP
padecía un tumor incurable

Aparece muerta la mujer a la que la Justicia francesa negó la eutanasia

Chantal Sébire acudió a los tribunales para beneficiarse de un "suicidio médico" asistido que permitiese a un médico administrarle Penthotal de manera voluntaria para tomarlo cuando ella misma decidiese

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Chantal Sébire, la mujer que hace unos días vio rechazada por la Justicia su petición de que se le aplicara la eutanasia, ha sido hallada muerta en su domicilio en las cercanías de Dijon, ha informado la cadena televisiva LCI.

Por el momento, se ignoran las circunstancias en que se ha producido la muerte de la mujer que apeló a la "humanidad" de la Justicia en su deseo de morir con dignidad y que vió como le era denegado, aunque ya antes de conocer la sentencia había declarado estar dispuesta a cumplir con su deseo e incluso apuntó la posibilidad de desplazarse a Suiza, uno de los países europeos que autoriza la eutanasia activa junto con Holanda y Bélgica.

El tipo de dolencia de Sébire sólo es padecida por unas doscientas personas en el mundo y tiene como efecto la deformación anómala de su cara, así como un sufrimiento permanente que dosis de morfina no conseguían limitar plenamente.

Polémico debate en Francia

La experiencia de Chantal Sébire ha suscitado un debate en Francia acerca de la eutanasia e incluso motivado que hoy mismo el Gobierno haya encargado al diputado Jean Leonetti un estudio sobre las eventuales lagunas de la legislación.

Leonetti fue el ponente de la ley de 2005 que regula casos como el de la mujer de Dijon y para lo que la única respuesta en la denominada eutanasia pasiva, que permite a los médicos dejar morir, pero no ocasionar la muerte de modo activo.

También hoy el médico de Sébire, Emmanuel Debost, ha acudido al Palacio del Elíseo para trasladar el informe médico de su paciente al asesor del presidente de la República para temas de salud, Arnold Munnich.

Un raro tumor degenarativo

Sébire, una maestra de 52 años y madre de tres hijos, había acudido ante la justicia por los "atroces" dolores que le provoca su enfermedad, un poco común tumor nasal que además le había desfigurado el rostro. Apoyada en el carácter incurable de su mal, en el sufrimiento "intenso y permanente" que le producía y en el "rechazo a soportar la irreversible degradación de su estado", Sébire había pedido al tribunal que permitiera que un médico le prescribiera medicamentos para "terminar su vida con respeto a su dignidad", según rezaba la demanda.

La enferma rechazaba la solución que autoriza la ley francesa sobre cuidados paliativos, redactada en 2005, que autoriza a los médicos a llevar a un paciente a un coma inducido hasta que muera. Chantal Sébire quería beneficiarse de un un "suicidio médico" asistido, según un método que ya existe en países como Bélgica, Holanda o Suiza. En la práctica, su petición era que se le permitiese a un médico administrarle Penthotal de manera voluntaria para tomarlo cuando ella misma decidiese.

El Gobierno francés no respaldó la demanda de Sébire y el presidente, Nicolas Sarkozy, a quien la enferma se dirigió directamente para que intercediera por su caso, se limitó a enviar a su consejero de salud, que le propuso nuevos exámenes para asegurarse de que se había hecho todo lo posible con su enfermedad.