Imagen cedida por el Ministerio del Interior con el material explosivo incautado en el zulo de ETA en Huesca.
en la localidad de lesaka

La Guardia Civil encuentra un segundo zulo de ETA en Navarra

Está situado en un terreno propiedad de la familia de Martin Sarasola, uno de los dos presuntos etarras detenidos en Guipúzcoa el domingo pasado

HUESCA/MADRID Actualizado: Guardar
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Desde la detención el pasado domingo en Arrasate (Guipúzcoa) de dos presuntos etarras, las pesquisas policiales puestas en marcha han conducido a la localización de dos zulos cargados de explosivos, uno cerca de la localidad oscense de Sabiñanigo y el otro en Lesaka (Navarra). En ambos, los etarras guardaban el material explosivo que les entregaban los dirigentes de la banda en Francia y luego se encargaban de repartirlo entre las células operativas que actúan en el País Vasco, Navarra y en otras partes del territorio español.

Este segundo zulo, localizado por la Guardia Civil a primera hora de la tarde, está en la zona, denominada 'Otsango Auzoa' y situada en el barrio de Navaza a las afueras de Lesaka, de donde son vecinos los dos presuntos etarras detenidos el pasado domingo. Según fuentes de la investigación, se trata de un escondite con capacidad para cuatro bidones de unos cien litros cada uno y que está situado en un terreno propiedad de la familia de Martin Sarasola, uno de los dos detenidos en Guipúzcoa.

A última hora de la tarde ha llegado la orden judicial que autorizaba el comienzo del registro que, según fuentes antiterroristas, se prevé que se extienda durante buena parte de esta noche y madrugada.

Actuaban como 'mugalaris'

Los miembros del comando de ETA desarticulado por la Guardia Civil actuaban como 'mugalaris' y pasadores de frontera desde el año 2001. Durante una primera etapa, el grupo se dedicó a ayudar a pasar la frontera francesa de manera clandestina a otros miembros de ETA, pero en los últimos años compatibilizaban esa actividad con el traslado y reparto de armas y explosivos.

El comando estaba formado, presuntamente, por cuatro personas, los dos detenidos el domingo, Igor Portu y Martín Sarasola, y otras dos que, al parecer, habrían logrado darse a la fuga tras trascender el arresto de los anteriores y que responden a las identidades de Mikel San Sebastián y José Iturbide. La Guardia Civil, que también ha comenzado hoy el registro de las viviendas de los dos presuntos etarras huídos, mantiene abierta una línea de investigación para dar con sul paradero.

125 kilos de explosivos en Huesca

El zulo de Huesca, se encontraba en un pinar del término municipal de Sabiñánigo y su localización fue posible gracias a un croquis que portaba uno de los presuntos etarras detenidos el domingo en Arrasate (Guipúzcoa). Éste permitió a los agentes encontrar el escondite que estaba en el bosque y al que se llegaba a través de una pista forestal que une la carretera A-1604 con la localidad deshabitada de Lasaosa. El lugar elegido es una zona escasamente transitada, lo que facilita la discreción a la hora de preparar el zulo o sacar el material explosivo.

Tres bidones de plástico cerrados de manera hermética y enterrados en el suelo servían para esconder los 125 kilos de material explosivo distribuido entre nitrato (107 kilos), polvo de aluminio (18,9 kilos repartidos en 63 bolsas) y 83 gramos de pentrita. Este material explosivo no es de fabricación reciente, sino que podría tener más de dos años de antigüedad.Además, en el zulo había además cinco temporizadores, doce detonadores, nueve rollos de cordón detonante de hasta dos metros de longitud y un rollo de cordón detonante de 1,5 metros de longitud.

Este zulo fue localizado a última hora de la tarde del lunes, pero hasta primera hora de esta mañana, cuando había luz natural, no se efectuó la extracción del material de los bidones, tarea realizada por los miembros del Tedax, especialistas en desactivación de explosivos.

El alcalde de Sabiñánigo, Carlos Iglesias, ha destacado la sorpresa de los vecinos por el hallazgo, pero ha resaltado que la gran extensión de su municipio, casi seis millones de metros cuadrados, hace que existan lugares "prácticamente deshabitados", como la Guarguera, que permiten "pasar desapercibido".