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La Audiencia reconoce la imprudencia de un peón fallecido que no vestía arnés

Rebaja las penas de tres profesionales implicados en un siniestro en La Isla

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El debate sobre qué nivel de responsabilidad tiene el trabajador que es víctima de un accidente laboral está servido con sentencias como la última dictada por la Audiencia Provincial, que rebaja las penas de tres profesionales de la construcción por reconocer que el peón fallecido fue imprudente al no colocarse el arnés y por la forma en la que manipuló el andamio colgante.

En la Sección Cuarta recayó un recurso de apelación interpuesto por un arquitecto, un aparejador, que ejercía de director facultativo, y el encargado de las obras de construcción de un edificio de la calle Real en San Fernando. Los tres procesados fueron condenados en primera instancia a un año y nueve meses de prisión cada uno por sendos delitos de homicidio imprudente y contra el derecho de los trabajadores.

La víctima era Juan Lacida López, que perdió la vida en agosto de 2001 al caerse mientras manipulaba un andamio colgante sin llevar puesto arnés.

Los condenados recurrieron la decisión del juzgado de lo Penal nº 1 de Cádiz y ahora la Audiencia lo ha estimado parcialmente. La rebaja de penas se ha producido porque los magistrados no consideran que su actuación constituyera un delito de homicidio imprudente sino una falta, eliminando la pena de un año y cambiándola por el pago de una multa de seis euros diarios durante un mes. Eso sí, mantiene la condena de nueve meses de prisión por atentar contra el derecho de los trabajadores y el abono de una indemnización de más de 128.000 euros a la viuda y a los dos hijos menores.

Pese a que el tribunal considera que el andamio utilizado no era el apropiado dadas las características de la fachada; a reglón seguido concluye que la situación de riesgo, con el resultado de muerte, se produjo no porque el peón estuviera sobre una estructura insegura que se desequilibró, sino por la forma en la que fue movida. La víctima, en lugar de hacer bajar el andamio hasta el suelo para fijar los cables, lo desplazó por una cornisa más estrecha que la plataforma del andamio. Una operación que realizó sin arnés.

Pese a todo, el plan de seguridad de la obra no contempló las características especiales de la fachada y las medidas adecuadas para salvar esta circunstancia peculiar.