Daniel Pinilla posa con su nuevo libro: 'Operación Malinche'.
Daniel Pinilla posa con su nuevo libro: 'Operación Malinche'. - la voz
libros

Operación Malinche: el tesoro de encontrarse a sí mismo

Tras el éxito de 'Polifemo vive al Este', el autor Daniel Pinilla regresa con este viaje al corazón y las tripas de Centroamérica

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De Polifemo a Malinche. Del Este de Europa al centro de América. Del frío telón de acero y sus satélites al calor tórrido y el exotismo del Nuevo Mundo. Tan lejos en el espacio físico, tan cerca en el sentimiental y emocional. El escritor Daniel Pinilla se sumerge a través de esta Operación en esa estrecha franja que amarra Norte y Sur, con un fuerte nudo teñido por la sangre de los mareros, la corrupción y la violencia.

Pero también es la joya escondida para los piratas que ocultaban sus tesoros, mestiza tierra de chamanes, origen del fútbol como religión y de Mágico González. El autor ya ha encontrado su tesoro, y en este manuscrito desliza las coordenadas. Este jueves presenta 'Operación Malinche' en Cádiz en el Espacio de Arte Contemporáneo (ECCO) a partir de las 20 horas.

-En su estreno conocimos a Polifemo y ahora descubrimos a Malinche. Preséntela.

-Malinche era la amante e intérprete de Hernán Cortés en la Conquista. Para los indigenistas es una auténtica traidora a su raza y para los conquistadores una heroína. Con Cortés tuvo un hijo, Martín, considerado el primer niño mestizo de la historia de América. Es un personaje simbólico que representa esta fusión de culturas que existe en América tras la llegada de Colón, y pone rostro a todo un Continente. Una cara polémica como toda América, un nombre con sonoridad y ese punto de intriga que rodea a este libro.

-¿Intriga? ¿A este libro de viajes le ha echado suspense?

-La intriga no es en clave de ficción, pues todas son historias reales, pero sí es cierto que en estos siete países bellos y atractivos, de naturaleza desbordante, existe una dosis de violencia que no se puede obviar. Me he metido en el fango, he estado en la cárcel para hablar con mareros, con antiguos guerrilleros, con policías, chamanes, narcotraficantes. La intriga te la da el propio viaje, pues desafortunadamente me he tropezado con algún cadáver y he vivido situaciones en las que uno se puede sentir amenazado, amedrentado. La tasa de homicidios de Honduras es la más alta del mundo en países que no se encuentran en situación de guerra. La violencia es cotidiana, el pan de cada día.

-En 'Polifemo vive al Este' se lanzó en busca de fronteras difusas, huellas de civilizaciones antiguas, territorios olvidados, zonas de conflicto geoestratéfico... ¿Qué ha buscado en Centroamérica?

-Es un istmo asequible para un viaje no muy largo, aunque los transportes son temibles y se demoran muchísimo. A mí me fascina y los españoles tenemos muchos puntos en común. Allí tienen una visión muy negativa de los conquistadores, y hay mucho que rascar en torno a las culturas indígenas, la presencia de piratas, hay poesía y mucho arte, naturaleza, se come muy bien y es económico... son muchos ingredientes para sentirse cercano para entender lo que ocurre y tiene un tono exótico suficiente para sorprenderte.

-Poesía y arte. Ha estado en El Salvador. En la tierra de Mágico González.

-Pude estar una tarde con el Mago y no es nada fácil quedar con él. Es un tío encantador, tiene el perfil de un niño grande; muy cariñoso con un punto de ingenuidad que no ha perdido. Recuerda Cádiz con mucho cariño. Es la bandera del país, hasta le han concedido una pensión vitalicia. Y es que es la cara de El Salvador: un tipo absolutamente bondadoso, que entiende que su nación es problemática, con muchos asuntos que mejorar, le pone buena cara al futuro pero no sabe cómo arreglar esos problemas, porque con buena voluntad no es suficiente. Es un reflejo de un país que podría dar un salto de calidad, como pudo Mágico, pero hasta cierto punto se conforma. A veces es bueno, pero hay que tener un poco de amor propio.

-Marchó en busca de huellas de piratas. También suena eso como la ilusión de un niño grande. ¿Ha encontrado algún tesoro o vuelve sin blanca?

-He entrado en contacto con personas que buscan esos tesoros de piratas. En Meanguera (El Salvador) se supone que está el oro de Francis Drake. Existe la creencia de que los tesoros de piratas son custodiados por fantasmas que se aparecen a sus descendientes y les ofrecen las claves para encontrar esas fortunas. Tú mismo puedes comprar a esos familiares aún vivos, y el pago es un bebe no bautizado. Así, como suena. Parece una novela, pero ocurría hace 40-50 años y no sé si en la actualidad. Localicé a un señor al que habían querido vender cuando era un bebé, y entendía a sus padres, que por fortuna no aceptaron el trueque y no lo dejaron abandonado en la cima de un monte, que es como se culmina el pago. Para mí esa experiencia me deja sin palabras, no tiene precio.

-Hablaba de 'mareros'. Pandilleros, la cara más denostada de esa región. Su lacra.

-Las maras son asociaciones delictivas formadas por delincuentes profesionales. Se han hecho muy fuertes en El Salvador y por extensión en el norte de Centroamérica. Controlan el mercado de las drogas y las armas. Se aprovechan de que hay muchas familias desestructuradas y los niños necesitan comida, dinero. La opción fácil es caer en manos de las maras, y empiezan con extorsiones. Son carne de presidio o de que les metan un tiro porque las bandas pelean entre ellas. En la cárcel comprobé cómo alguien es tentado para entrar y cómo puede desligarse y rehacer su vida.

-La trastienda de Europa tenía un carácter político muy marcado y aquí observo un tono más social.

-Así es. He intentado que sea más personal, que yo esté más presente en reflexiones y valoraciones. Tiene un componente histórico y político para enmarcar, pero también muchas personas anónimas, como quien viaja comigo en el bus, a quien me encuentro en la calle... esos pinceles que me van dibujando esa sociedad tan poliédrica que siempre sorprende.

-¿Se ha sentido más cómodo hablando en su lengua natal?

-Sí, porque hay muchos matices que se pueden escapar. Si dices que eres de España la primera pregunta es si eres del Madrid o del Barcelona, eso por sistema, el fútbol es una religión. Evidentemente, utilizar la lengua de origen y tener culturas parecidas permite entablar conversaciones más profundas y te enriquece más. Y en San Salvador yo, que presumo de gaditano de adopción, todos me preguntaban por Mágico.

-¿Ha pasado miedo?

-Claro. En determinadas zonas hay muchísima gente armada, se mueve dinero y existe una gran depresión. Pero he tenido fortuna. En un hostal, hablando con diversos viajeros, de todos los presentes era el único al que no me habían atracado: a punta de pistola, secuestro exprés, acompáñame al cajero... de alguna amenaza me escapé por los pelos. Se pasa miedo porque uno ve los periódicos... y las noticias son reales.

-Entonces no es un sitio para viajar.

-Sí es un sitio para viajar, yo soy el ejemplo, y si no quieres asumir riesgos puedes hacerlo de uan manera más ordenada y turística. Con precaución, educación y sentido común el riesgo es tolerable.

-¿En algún momento se ha detenido, ha reflexionado y ha pensado que lo mejor era volver a España?

-No porque el viaje te va dando mucho. Es suficiente estimulante para que a pesar de las picaduras, de las infecciones, de que te sientas intimidado en algún momento, de las incomodidades, del calor y la lluvia... todo se compensa con alguna charla gratificante o un paisaje que merece la pena.

-¿Tiene algún proyecto en mente?

-He abierto la editorial Samarcanda y voy a intentar cohabitar en los espacios de escritor y editor. La editorial se basa en un modelo de autoedición asistida, la más conveniente para los autores pues preservan sus derechos de autor y tienen mucho control sobre el libro. Así animo a aquellos que tengan esa ilusión por escribir un libro.

Ver los comentarios