Cinco lugares para no perderse en Cádiz

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La gastronomía de la capital gaditana está muy marcada por el pescado fresco, ya sea a la plancha o frito. En Cádiz son famosos los freidores, aunque precisamente no abundan, donde el pescado frito, recién sacado de la freidora, se expone al público tras un cristal y se vende a granel en cartuchos. También son muy típicas, sobre todo en verano, las terracitas donde se saborean los productos del mar al aire libre, especialmente por las noches, en un ambiente familiar y cercano. Caballas con piriñaca, chocos a la plancha, ortiguillas o tortillitas de camarones inundan las mesas de zonas tan concurridas como el barrio de La Viña, el Mentidero o el Paseo Marítimo.

Cádiz es la cuna de la tapa, de ahí que los establecimientos más típicos, y más frecuentados por gaditanos y foráneos, sean los clásicos bares donde se pueden degustar pequeños platos a precios muy económicos. Papas aliñás, ensaladilla rusa, huevas aliñadas con picadillo o albóndigas en salsa son algunas de las imprescindibles en los mostradores gaditanos. No obstante, las nuevas tendencias se han hecho un importante hueco en la hostelería de Cádiz y, a día de hoy, un buen número de restaurantes con técnicas más vanguardistas conviven en este pequeño rincón marinero con los clásicos bares de tapas de toda la vida. A continuación enumeramos una selección de cinco bares, de diferentes estilos, para que puedas saborear la esencia gaditana en sus distintas vertientes.

Ventorrillo El Chato

Cuenta la tradición popular que el Ventorrillo El Chato fue la cuna de la tapa a principios del siglo XX. Realidad o leyenda lo cierto es que esta antigua casa de postas del siglo XVIII es un lugar con encanto donde el tiempo permanece impasible a las afueras de la ciudad. En Cádiz la marca El Faro es garantía de calidad, y en caso del Ventorrillo El Chato, es José Manuel Córdoba el encargado de abanderar el buen nombre de su familia.

Se puede degustar pescado fresco de la Bahía a la brasa.

De de aire rústico y hogareño, sobre la arena de la playa de Cortadura, sirve originales platos de cocina gaditana con toques creativos. Tortillitas de camarones de salina, albóndigas de pescado y salsa sobreusa con berberechos, pescado de la costa a la brasa, a la sal o al horno, lomo de pargo sobre pisto de verduras con puntillitas al jerez fino o rabo de toro deshuesado al vino tinto de Cádiz son algunos de sus platos.

Dirección: Vía Augusta Julia, s/n (Carretera Cádiz-San Fernando).

Taberna Casa Manteca

Recoge la esencia pura del significado de la palabra taberna. Este pequeño local, enclavado en el corazón del barrio de La Viña, es santo y seña del tipismo gaditano donde lo mismo se canta flamenco que un pasodoble de carnaval. Sus paredes recuerdan el pasado taurino de Cádiz, que lo tuvo, y su añejo mostrador contaría mil y una historias si pudiera.

Típicos papelones de queso, jamón y chicharrones especiales.

En Casa Manteca apenas se usan platos, las tapas, la mayoría chacinas y quesos, se sirven en papelones acompañadas de picos. Son famosos sus chicharrones especiales, la morcilla, la butifarra, el jamón, el queso o la mojama entre otros manjares. También ofrecen conservas y montaditos. Lo suyo es acompañar estas tapas con vinos de Jerez o Chiclana.

Dirección: Calle Corralón de los Carros, 66.

Restaurante Café Royalty

Tiene el honor de ser el único gran café romántico histórico conservado en Andalucía y, posiblemente, en toda España. Sus ricas pinturas de artistas de renombre, como Felipe Abarzuza, su carpintería artesanal y escayolas originales recubiertas de pan de oro fino, junto al mobiliario de las primeras décadas del siglo XX no deja indiferente al visitante. Su historia se remonta al año 1912 cuando el empresario gaditano Gómez Doreé abre sus puertas con motivo del centenario de Las Cortes de Cádiz de 1812. Café Royalty cerró en vísperas de la Guerra Civil y, desde entonces, permaneció casi en el olvido durante décadas hasta que, como el ave Fénix, resurgió de sus cenizas en 2012, el año del Bicentenario de la Constitución de 1812, de la mano de la familia Serna Martín.

Albóndigas de pescado de roca en salsa roja al curry.

Su carta abarca desde desayunos hasta cenas, pasando por almuerzos y exquisitas meriendas. Los platos van en consonancia con el entorno aportando toques de sofisticación en sus creaciones. Foie grass de pato mi-cuit casero con dúo de mermeladas, tartar de atún rojo de almadraba con huevas de salmón, albóndigas de pescado de roca en salsa roja al curry o ensaladilla de pulpo al estilo Royalty son algunas de las sugerencias. Disponen de menú degustación, menú de tapas y la posibilidad de disfrutar de un reponedor brunch.

Dirección: Plaza de Candelaria, 12.

La Tabernita

Volviendo al inicio de este reportaje, La Tabernita es uno de esos bares donde se rinde homenaje a la tapa. Bocados pequeños de recetas elaboradas que hacen las delicias de gaditanos y turistas. Su carta no es muy extensa pero, quienes lo visitan, valoran la calidad de sus propuestas, por eso no es de extrañar que sea uno de los locales más concurridos de la emblemática calle de La Palma.

Tapa de cazón al coñac en salsa de tomate.

Sus frituras,croquetas de puchero, bolitas de gallo y gambas y sus tortillitas de camarones, se fríen en aceite de oliva. También ofrecen mini hamburguesa al roquefort, setas guisadas al tomillo, albóndigas de choco en su tinta, cazón al coñac, o pechuga de pollo al Tío Pepe como algunas de sus especialidades.

Dirección: Calle Virgen de La Palma, 32.

Bar Manolo

Allí donde Cádiz termina y se asoma a la Bahía, en la mismísima bocana del puerto, existe un bar legendario por el que no pasan los años. Con tan sólo una barra, decorada al más puro estilo marinero, y un velador con varias mesas, el Bar Manolo de la Punta de San Felipe es un clásico en cualquier época del año, porque abre todos los días. Desde su terraza casi se pueden tocar los barcos con la punta de los dedos y te sientes un ser minúsculo cuando inmensos cruceros hacen su maniobra de entrada o salida del puerto gaditano a pocos metros de este rincón.

Caballa caletera con piriñaca

El Bar Manolo es la cuna del mítico ‘dobladillo’, un montadito con caballa en aceite, una rodaja de tomate y mayonesa. Como no podía ser de otra forma, su carta se dedica casi en exclusiva al pescado fresco de la zona. Ahora en verano las estrellas son las caballas caleteras con piriñaca o los chocos a la plancha. Es un bar sólo apto para nostálgicos y amantes de lo típico.

Dirección: Paseo Almirante Pascual Pery, s/n (Punta de San Felipe)

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