Técnicos del Ministerio inician el estudio de la vuelta de la pesca de la parpuja

El escenario no podía ser más evocador, aunque curiosamente no reparamos en lo que tenemos hasta que lo perdemos. El sol de la tarde baña la playa de La Barrosa en Chiclana reflejos naranjas. Y en el espectáculo del atardecer, pescadores y artes de pesca se mezclan con un paisaje de turistas y sombrillas. Tienden sus redes, tiran del copo y se produce el milagro de la parpuja. El mismo pescado, la sardina, que pasó a estar proscrito en los años 80 al ser considerado por la Comisión Europea como un alevín.

Sin embargo, no todo está perdido. O mejor dicho puede recuperarse lo perdido. Así lo creyó el Ayuntamiento el pasado mes de septiembre cuando tramitó ante la Secretaría General del Mar, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, «el permiso para poder desarrollar la pesca de la parpuja en la zona de la playa de La Barrosa». Meses después de la petición formal, técnicos de la citada Secretaría trabajan ya en estudiar la propuesta.

Así lo reconoce a este medio el propio alcalde Ernesto Marín que avanza que dichos expertos ya han visitado la playa de La Barrosa para evaluar las condiciones medioambientales de la zona y comprobar la viabilidad de la vuelta de la pesca de la parpuja. En cualquier caso, tal y como detalla el regidor, corresponderá a la Unión Europea la última palabra al respecto. Y es que dada la Política Pesquera Común, PPC, es la Comisión Europea la que tiene que autorizar la recuperación de esta forma de pesca tradicional. Lo hará también estableciendo totales admisibles de capturas (TAC) o restringiendo su actividad a una temporalidad concreta, en caso de decir sí. 

En la actualidad, la Comisión, a través de la decisión del Consejo de Ministros de Pesca es el que decide sobre los TAC, a través de dictámenes científicos de organismos consultivos, como el CIEM y el CCTEP, sobre la situación de las poblaciones. Anualmente fija dichos totales en especies como la caballa, el jurel o el atún rojo; entre otras. Así, el proceso iniciado ahora deberá contar con todas estas medidas de control y superar diversos informes ya que, de momento, la parpuja (como alevín de la sardina) no está considerada como una especie con cuota de pesca. De momento, los técnicos ya han comenzado a andar el camino, a instancias del propio Ayuntamiento y de la propia Secretaría del Mar. 

De hecho, el propio Marín reconoce que la iniciativa comenzó en una cita para tratar de otra especie. «Fue en una reunión con el Director General de Pesca, hablamos del pulpo y le plantee también la vuelta a la pesca de la parpuja como una opción y me dijo que podría ser y que hiciéramos el trámite», explica el alcalde. Lo cierto es que a Marín ya le avisó que «sería complicado pero no imposible». «A lo mejor el permiso llega para pescar un mes, pero eso ya sería suficiente», reconoce el alcalde. Bastante para recuperar un arte de pesca tradicional y para que «sirva de reclamo turístico». Y es que el razonamiento de esta solicitud se basa en esos dos pilares esenciales: el fomento de la pesca tradicional y el turismo.

En este sentido, la solicitud fue presentada a instancias de la Asociación de Productores de Pesca Artesanal Fresca 'Mar de Sancti Petri' y de distintos colectivos profesionales de la pesca y el turismo. A esperas de saber una respuesta, se cree que el trámite será largo y complejo y necesitará el consenso de diversas administraciones, además de la europea. Por su parte, el alcalde cree que servirá como acicate para el visitante ya que la solicitud se ha planteado como una recuperación de una pesca tradicional por medio de redes de cerco y siguiendo los métodos tradicionales de pesca.