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Tres parados ocupan una grúa 12 horas para pedir un puesto de trabajo

El fuerte viento de levante y la falta de medidas de seguridad hacen que abandonen su protesta por la noche

Cádiz Actualizado: Guardar
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Solo hay un sentimiento que pueda explicar que tres hombres se suban a una grúa a 54 metros de altura sin seguridad y con un fuerte viento de levante. Desesperación. Isaac Pantoja acompañado de 2 compañeros más se colaron en la mañana de ayer en la obra del estadio y ocuparon la grúa principal. Una vez arriba desplegaron una pancarta en la que quedaba patente su reivindicación: «Queremos un trabajo». «No aguanto más que mis 3 hijos estén pasando hambre», contaba ayer por teléfono Pantoja. «Los tres somos padres de familias y podemos pasar necesidades en primera persona pero no estamos dispuestos a que lo pasen nuestros hijos». Hablaba la voz ronca y cansada de una persona que lleva dos años recorriendo las obras de la ciudad. «Nos levantamos todos los días a las 6.30 horas y vamos por todas las obras pidiendo un empleo». Los 3 tienen experiencia en la construcción y pese a eso «llevamos más de dos años parados». Para este gaditano el gran problema de la construcción es que ahora están «todas las obras en manos de las administraciones y ya no te cogen el currículum ni a pie de calle. Te mandan al Servicio Andaluz de Empleo y te dicen que te sientes a esperar». El miércoles fue la última vez que se lo dijeron a él. «Vinimos al estadio a intentarlo de nuevo y allí mismo decidimos que vendríamos por la mañana y nos subiríamos a la grúa». Así lo hicieron. Aprovechando que el guardia de seguridad estaba abriendo la obra se colaron por una de las puertas y treparon hacia la grúa. Una vez arriba ésta quedó inutilizada durante toda la jornada.

Situación precaria

Pasadas las 9.00 horas un par de bomberos subieron para convencerles del peligro que entraña estar en una grúa a 54 metros del suelo sin la seguridad oportuna. Solamente estaban sujetos a la estructura con las cuerdas de un cartel publicitario. Poco tiempo después llegaban los agentes de la Policía Nacional, el negociador y el concejal de Urbanismo Ignacio Romaní. Ninguno de ellos logró convencerlos. Ignacio Romaní explicaba que «no podemos ofrecerles un contrato que es lo que están pidiendo, solo podemos ofrecernos a mediar en su conflicto» pero poco más. Romaní afirmaba que «podemos llegar a entender» que no compartir, «que la desesperación les haya hecho subir porque ya tenemos 5 millones de parados por lo que no nos ha sorprendido».

A las cinco de la tarde se daba aviso a bomberos para que acudieran a la zona porque uno de los tres parados que estaban en la grúa había sufrido un mareo. «Lleva varios días sin comer y hoy solo hemos almorzado un paquete de galletas para los tres», explicaba más tarde Pantoja. Según relataba, se les había acabado la comida y se han negado a subirnos ni siquiera un litro de agua».

Abajo, sobre tierra firme, los transeúntes miraban intentando localizarlos aunque en la mayoría de las veces resultaba una difícil tarea. Junto a un bar cercano, Miguel Vila y Sebastián Sánchez hablaban de lo «mal que está la situación». «Ahora mismo hay que hacer cosas extravagantes para llamar la atención». Sebastián no sabía si podía imaginarse en esa situación «pero hay que verse sin dinero y con tres hijos que alimentar». A pocos metros de distancia, Paco Doval, conserje de uno de los edificios, había sido testigo de todo, «tampoco están cometiendo ningún delito grave, solo están pidiendo un puesto de trabajo».

Poco antes de las diez de la noche, los tres parados abandonaron la grúa ante el viento y la amenaza de lluvia. Pantoja apuntó que «ha sido el negociador de la Policía quien nos ha hablado de un empresario y de una posiblidad de trabajo». Hoy están citados a la 13.00 horas en las dependencias de la Comisaría Nacional.