Las novedosas cámaras termográficas detectan los grados de frío y calor que existen en los cuerpos en una estancia determinada. :: ANTONIO VÁZQUEZ
EDUCACIÓN. IES Virgen del Carmen (Puerto Real)

Los centinelas del ahorro energético

Solo en otro centro de Sevilla se imparte este ciclo formativo que responde al ingente negocio de las renovables Los alumnos aprenden un nuevo perfil profesional: inspector del aprovechamiento de recursos

PUERTO REAL. Actualizado: Guardar
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¿Son los edificios de nueva construcción respetuosos con el medio ambiente? ¿Aprovechan de forma adecuada las horas de sol y luz? ¿Están preparados para proteger a sus habitantes del frío y aliviarlos del calor sin que sea necesario un uso excesivo de aparatos eléctricos? En definitiva, ¿cumplen con el Código Técnico de Edificación promulgado por el Gobierno en 2006? Supuestamente todos los inmuebles nuevos deben ajustarse a la nueva normativa. Su objetivo es fomentar la eficiencia energética a fin de aprovechar al máximo los recursos naturales y con ello, reducir el gasto y la contaminación.

¿Pero quién se encarga de velar porque arquitectos y constructores se ciñan a la ley? Un nuevo perfil profesional vinculado al pujante ámbito de las energías renovables y la economía del futuro: el inspector de evaluación y eficiencia energética. Sólo dos institutos en toda Andalucía imparten este novedoso ciclo formativo de grado superior, y uno de ellos está en Cádiz. Concretamente en el IES Virgen del Carmen, de Puerto Real, donde este año se titulará la primera promoción de expertos en eficiencia energética y energía solar térmica. «Antes, a la hora de construir, sólo se tenía en cuenta la orientación de edificio. No si haría frío o calor ni cómo se podrían aprovechar los rayos solares». Pero ahora, todos los inmuebles nuevos deben calentar el agua mediante energía solar térmica, e iluminar habitaciones con fotovoltaica. «Somos consumidores energéticos de una materia que no disponemos y que supone un importante desembolso, cuando tenemos ese recurso inagotable que es el sol».

Un ámbito muy exclusivo

«Ellos tienen que aprender a evaluar si el edificio es capaz de mantener una determinada temperatura, condiciones de humedad, etcétera». Pero ese Código Técnico de Edificación sólo establece la orden y no explica cuáles son las técnicas a seguir para cumplirlas. A eso se solo se aprende en el Virgen de Carmen y en otro centro sevillano.

Javier Rodríguez, ingeniero técnico y uno de los ocho profesores del ciclo, explica que además del temario teórico, en el que abundan las matemáticas y la física, los alumnos realizan ejercicios con aparatos muy novedosos, como las cámaras termográficas, que detectan el grado de frío y calor en una habitación y en función de ello, las diferentes temperaturas de los cuerpos. También emplean la técnica del 'lock door' o 'puerta de aire', mediante una tecnología alemana que crea distintas presiones en un espacio herméticamente cerrado para descubrir posibles fugas de aire, grietas, etc. «Las energías renovables están relacionadas con la innovación y el medio ambiente. Son algo distinto, con una salida laboral más abierta. Y nosotros tenemos esa visión de futuro». Andrés Cortijo y Abraham Vega, de 21 años, son dos alumnos del ciclo que trasladan el sentir de todos sus compañeros. Y es que los chavales coinciden en la amplitud de posibilidades que ofrece esta profesión a la hora de encontrar trabajo.

Huerto solar para prácticas

Los chavales también aprenden diseño, cálculo y montaje de instalaciones solares térmicas -la otra rama profesional que tendrán como salida, además de la inspeccion energética- y uno de los proyectos pendientes es la ubicación de un huerto solar en una parcelita del centro que genere energía térmica y fotovoltaica para hacer prácticas y, al mismo tiempo para aplicar ese recurso al centro. En el taller comienzan de cero: cortar, pulir y soldar la spiezas para hacer simulacros de instalaciones: en plástico, hierro y cobre. Después pasan a las calderas, radiadores y colectores . Esta disciplina les ocupará casi todo el primer año del ciclo. En el segundo comenzarán a empaparse de la sostenibilidad de los edificios y su eficiencia energética. «Lo peor es la teoría. Es lo más complicado. Y además, tenemos que aprender muchas cosas en muy poco tiempo». Un revuelo de monos azules se mueve en el taller de instalaciones térmicas. Todos son chicos. «Pero en el segundo curso hay algunas chicas». Chavales que de no ser por la oferta de este ciclo formativo o similares, habrían abandonado los estudios o estarían dando palos de ciego, desorientados ante un futuro incierto. «Aquí se aprende un poco de todo: fontanería, electricidad... que el día de mañana nos pueden servir».