Opinion

De vampiros y catalanes

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Anoche tuve un sueño, como MLK. Iba de sangre; de elecciones, claro. «La sang es la sang», que diría Joan Laporta si fuese vampiro. Claro que él sería un chupasangres de nueva generación, edulcorado como el de la saga 'Crepúsculo', que carece de cualquier parecido con la realidad. En mi fantasía salía también Don José. Desde Vlad Tepes, también conocido como el Conde Drácula, no había habido un personaje tan frío, astuto y calculador, tan ávido de RH positivo como Montilla. Él y Artur Màs, el «Ibarretxe catalán», quieren asaltar la clínica de donantes de sangre del Gobierno y bebérselo todo, como el Damon Salvatore de 'Crónicas Vampíricas'. Puestos a hablar de series de TV, prefiero 'True Blood' donde aparecen nosferatus sedientos de sexo y sangre, ávidos de poder, sin haber perdido su humana condición y su capacidad de amar. En la serie de Allan Ball aparece otra vampira que bien podría ser la Popular Alicia Sánchez-Camacho, de mirada lánguida y labios excesivamente carnosos, bailando asida a la barra americana de un bar de Nueva Orleans. Y si hubiera un Van Helsing en las cataluñas, ése sería sin duda Albert Rivera, de Ciudadanos. Este joven es un artista de la palabra y la desvergüenza, un experto en decirle a todos esos gordos y autosatisfechos politicastros de Sant Sadurní de Latoya Jackson lo cínicos y esperpénticos que son. Ha buscado en el pasado el marketing fácil del vídeo en Youtube y el desnudo integral en su campaña publicitaria. Ahora, la gente ya reconoce al sodomizador de los Puig y los Cercós y empiezan a respetarlo. Por cierto que el líder de ERC fue malentendido: lo que quiso decir no era otra cosa que Dios es andaluz. Supongo que se refería a Camarón. Son todos ellos como el chiste aquél en el que Drácula va a una panadería y pide una barra y le dice la dependienta: «Pero, Conde, ¿no bebe Vd sólo sangre?». Y le contesta el no-muerto: «Es que ha habido un accidente de tráfico ahí enfrente y voy a rebañar las aceras». Así ve la clase política vampírica catalana a nuestro Gobierno, como un suculento manjar tintando bordillos al estilo 'American History X'. Entonces apagué mi sueño y el ruidoso aparato. 7.30 horas. Volví a apagarlo. 7.35 horas. Desperté. Puse la tele y salió en la pantalla la presentadora del telediario matinal, toda dientes y delgadez de vampiresa. Anunció una modificación legislativa: los padres de niños menores de edad podrán coger una baja remunerada de su puesto de trabajo cuando sus hijos estén enfermos. Es una importante medida que busca la conciliación de lo familiar y lo laboral que seguro agradará a multitud de progenitores y empresarios. A falta de apiretal, buenas son bajas. Y continué con mi vida.