El proyecto dispone de un aula propia en el centro. :: L. R.
EDUCACIÓN. IES CASTILLO DE LUNA (ROTA)

Reciclaje informático para la solidaridad

Un taller de ordenadores repara y reutiliza piezas para componer equipos que donan a ONG

ROTA. Actualizado: Guardar
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Encender y apagar. Reiniciar. Conectar a Internet, abrir el Word o el Office. Descargar fotos, imprimir, algún que otro juego... Y para de contar. Para los iletrados de la informática, cualquier novedad alejada de estos procedimientos automáticos suponen poco menos que un trauma. Más aún, los entresijos electrónicos que esconden las misteriosas torres. Placas- bases, microprocesadores, condensadores... Un auténtico enigma. Cuando algo falla, al técnico. Pero la pieza cuesta casi igual que uno nuevo. ¿Y si no tiene arreglo? El camino más rápido es al contenedor, pero los ordenadores también contaminan. Y mucho.

Estas respuestas no se encuentran en los libros de informática, ni en las clases teóricas. Por eso los alumnos del Castillo de Luna han ido más allá con un innovador proyecto que sorprende por su lógica aplastante. Los chavales reciben ordenadores en mal estado o en desuso. Los desguazan, aprovechan lo que sirve y llevan a un Punto Limpio lo que no. Con las piezas válidas montan nuevas computadoras que donan a colectivos sociales o a personas con bajos recursos que las necesiten. Se trata de la aplicación de valores como la solidaridad y el respeto al Medio Ambiente a una disciplina tan árida en apariencia como la informática. «Queríamos incentivar a los alumnos más allá de las clases con ese doble objetivo y se nos ocurrió la idea de montar el taller. Pero nos costó mucho convencer al centro de que necesitábamos espacio».

Proyecto 'Diógenes'

Ubicado en una de las aulas, el centro de reciclaje de la Villa de Rota 'Diógenes' arrancó en el 2005 y han logrado ser proyecto de Innovación Educativa, con subvenciones de la Junta. Concretamente 3.000 euros para dos años, con los que han comprado estanterías y material de trabajo. Pero el síndrome de acumulación de basuras que le da nombre poco tiene que ver con el escrupuloso orden y la limpieza que reina en el taller. «Yo siempre les digo a mis alumnos que nunca van a trabajar en un sitio como éste». El objetivo a largo plazo del programa es implicar a otras disciplinas, como la orientación laboral.

«Pazos, es la placa-base, que ha dejado de funcionar». Sobre la mesa una torre, abierta en canal. «Si esa pieza no se puede comunicar el resto, como el disco duro con la memoria Ram». Javier Bolaños se sumerge en un manual de instrucciones. El trato con su profesor, José Pazos, es directo. Una cordial confianza medida por el respeto a la autoridad: fórmula mágica para la convivencia. «Nos gusta solucionar los problemas. Son como retos. Muchos talleres no pueden entretenerse en reparaciones complicadas por falta de tiempo. Aconsejan al cliente comprar un ordenador nuevo porque el arreglo se encarece demasiado y no les merece la pena. Pero este no es nuestro caso».

Concentrados en otra reparación, José Miguel González y Miguel Ángel Gómez coinciden en su objetivo por acceder al grado superior de Informática o Telecomunicaciones. «Cuanto más estudias, más te das cuenta de todo lo que queda por aprender. Y merece la pena seguir. Por muchos libros que te leas, la informática cambia de un año para otro. Hay que ser autodidactas y aprender de los errores».

Entretanto, se acumula el trabajo. Porque además de los equipos que ellos mismos recogen de otros talleres, también los profesores y compañeros del propio centro confían en ellos sus reparaciones. «Pero tampoco podemos atenderlos a todos. Son 800 alumnos más el cuerpo docente, y le haríamos una competencia desleal a las empresas que colaboran con nosotros».

Concienciación ecológica

Pero la misión del proyecto 'Diógenes' no termina en la reparación de equipos. «Guardamos lo que sirve, pero para reutilizarlo hay que esperar a que sean compatibles unas piezas con otras». Sobre el carácter ecológico de su proyecto, lo tienen claro. «Hay que incentivar a la gente de que es necesario reciclar. No se pueden tirar las cosas a la basura así como así. Hay lugares específicos para las pilas, las baterías... Están los Puntos Limpios de la provincia, y en nuestro caso lo tenemos al lado, detrás del instituto, así que pueden traerlo aquí».

Fines sociales

José Antonio Rodríguez y Pepe Román explican que la cadena concluye precisamente con la donación. Es el eslabón más grato. Afanas, la asociación de familiares de discapacitados, ha sido uno de los colectivos que ya se ha beneficiado de esta iniciativa. «Son equipos de tercera o cuarta mano, pero hay compañeros que los necesitan, o el propio instituto, en distintas aulas».

La chatarra se traslada a un Punto Limpio, ubicado junto al propio instituto. «También clasificamos, cartuchos y tóneres de impresoras, monitores de tubo -ahora todos vienen planos-, pilas de botón... Poco a poco estamos consiguiendo que la gente nos conozca, pero la mayoría no tiene ni idea de lo que se hace aquí».