El día que Cádiz inauguró el puente Carranza

La ciudad de Cádiz volverá a vivir un día histórico en apenas un mes. Se cuentan los días, horas y minutos que restan para que el nuevo puente de la Constitución de 1812 sea inaugurado. Una jornada que aún no cuenta con fecha oficial pero que se prevé que tenga lugar a mediados de septiembre.

Muchos de esos gaditanos que esperan con ilusión la puesta de largo del impresionante viaducto ya experimentaron una sensación similar hace 46 años, cuando el 28 de octubre de 1969 la Bahía de Cádiz dio la bienvenida al puente José León de Carranza.

Fue al mediodía de un martes que aún está en la retina de los más veteranos del lugar. Un día que contó con un «fervoroso ambiente multitudinario con decenas de miles de personas en las calles, siendo casi imposible avanzar por las avenidas López Pinto, Ana de Viya, Cayetano del Toro y José León de Carranza», según recogen las crónicas.

Hubo autobuses y tranvías gratis, bandas de música recorriendo la ciudad y barcos y más barcos buscando el mejor sitio de la Bahía para echar el ancla y presenciar un hito legendario.

Encarna, que por entonces contaba con 20 años, narra que fue andando desde casa de sus padres, en la calle Hospital de Mujeres, hasta los mismos pies del puente. Un trecho importante. «Recuerdo que había una cantidad de gente impresionante por la avenida. Parecía una manifestación. Y también había bandas tocando, porque me acuerdo que la gente iba caminando al son de la música. Está claro que fue un día grande», explica.

La marea humana ocupó el acceso a un puente sobre cuya calzada apenas se podía transitar. Las autoridades se situaron ante la estación de peaje. Cuando se aproximaban las doce del mediodía, el Obispo de Cádiz y Ceuta, Antonio Añoveros, fue el encargado de bendecir la construcción y sus instalaciones. A continuación tomó protagonismo el entonces alcalde de la ciudad, Jerónimo Almagro, que durante su discurso calificó el estreno del puente como un momento «trascendental en la vida de Cádiz».

Tras sus palabras, el Ministro de Obras Públicas, Federico Silva Muñoz, cortó la cinta y la multitud aplaudió enfervorecida. Escuadrillas de helicópteros sobrevolaron la Bahía. Los barcos hicieron sonar sus sirenas y fueron soltadas centenares de palomas que llevaban un collarín con los colores rojo y gualda en el que se podía leer: «Puente José León de Carranza, gracias a nuestro Caudillo».

Con el puente abierto, Silva Muñoz se dirigió hacia la cabina de control y accionó los mandos. Cuando los brazos del puente se pusieron en horizontal, los alcaldes de Cádiz y Puerto Real se encontraron en el centro del viaducto y fundieron en un efusivo abrazo. A continuación llegó el turno de los miles de vecinos de ambas orillas, que recorrieron los 1.400 metros de calzada hasta llegar a cada uno de los extremos.

«Aquel día hice lo que supongo que hicieron todos los gaditanos: vivir la inauguración del puente con una ilusión enorme. Un acontecimiento de esa magnitud nunca se había vivido en la ciudad», rescata de la memoria Manuel, que asegura que está viviendo «con idéntica ilusión» los días previos al estreno del segundo puente.

Este vecino de La Laguna explica que «mi mujer estaba en estado y no sabíamos si iba a poder recorrer todo el puente. Aquello estaba abarrotado de gente». Haciendo gala de memoria, comenta que «el primer coche que pagó el peaje del puente, que eran 25 pesetas, fue un Seat 600 con matrícula de Madrid 375.597 que conducía el comandante de Marina Pérez de Guzmán».

Una obra que duplicó su presupuesto

El puente José León de Carranza cumplirá 46 años el próximo 28 de octubre, una obra que guarda algunas similitudes con el actual puente de la Constitución de 1812 que está previsto que se inaugure en el mes de septiembre. Proyectado por los ingenieros Tirado Cruz, López Jamar y Janini Cuesta, la construcción se presupuestó en 351 millones de las antiguas pesetas, aunque finalmente su coste casi se duplicó, elevándose hasta los 680 millones. Idéntica circunstancia que con el segundo puente sobre la Bahía.

A diferencia de éste, el Carranza redujo sus plazos de ejecución notablemente, pues se preveía que estuviera listo en cuatro años y las obras concluyeron dos años y medio después de la colocación de la primera piedra. Ambos comparten además que Dragados se encargó de la realización de las obras. Con una longitud de 1400 metros y un ancho de 13,2 metros, el puente Carranza se realizó en hormigón y se asienta sobre 27 pilas de 5 pilotes cada una de ellas. Tiene una altura de entre 25 y 45 metros y cuenta con un tramo móvil basculante que en su época fue el más grande de todo el continente europeo.