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Ponce y Amorós han dialogado en Cádiz sobre tauromaquia - a.v.
CÁDIZ

Ponce y Amorós defienden la alegría eterna del arte de la tauromaquia

Diestro y crítico taurino abundan en el aspecto cultural de la fiesta en la primera cita del Ciclo de Diálogos de LA VOZ

rocío vázquez
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«Decía John Keats que algo hermoso es una alegría para siempre». Andrés Amorós parafraseó al escritor inglés para referirse a la belleza eterna que puede nacer de una buena faena frente a un toro. El crítico taurino de ABC entrevistó, charló, confesó al diestro con más corridas de la historia y con mayor número de reses indultadas, el valenciano Enrique Ponce, en la primera cita del Ciclo de Diálogos de LA VOZ, organizado con motivo del décimo aniversario del periódico.

La Casa Pemán de Cádiz acogió el encuentro inaugural del programa, que puso el acento en el carácter cultural de la tauromaquia. Sin polémicas, ni fanatismos, con el único interés en la reflexión artística de la fiesta nacional. Porque algo que se convierte en una alegría para siempre no debería tener discusión.

«Santo Tomás de Aquino sostenía que arte es lo que visto agrada. El ser humano hace las cosas útiles y las que no son útiles pero agradan y sirven para el deleite», abundó el crítico y catedrático de Literatura sobre este matiz.

«El toreo es el arte entre las artes», continuó Enrique Ponce, que acaba de volver de un viaje a América, donde ha recibido por sexta vez el escapulario de oro de Lima. «La fusión entre el toro y el torero es la mejor pintura, escultura u obra de teatro que puede existir. Me gusta pensar en el toreo como algo bello, hay un hombre jugándose la vida, sí, pero ante todo es un arte, se crea una belleza sublime.

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No hay nada que pueda superar un muletazo a compás, un pase de pecho, o un faena completa, es un flash que se queda grabado para siempre en la memoria», reflexionó el diestro. Y más sentencias que afianzan el sentido plástico de la lucha entre el animal y el hombre en un ruedo. «Decía Salvador de Madariaga que la tauromaquia participa de todas las artes, ella misma es en sí una obra de arte», además de ser inspiración de otras creaciones artísticas para la posteridad.

Enrique Ponce, primer torero de la historia en ingresar en una Academia de Bellas Artes, la de Córdoba, contó a la completa sala de la Casa Pemán las razones que hacen de los toros un espectáculo único y sin igual. «No hay nada parecido en colorido, belleza y verdad. Es algo mágico y grandioso que no se sepa lo que va a pasar. Un hombre va a crear una obra de arte con un animal mientras se juega la vida en ello».

«Y además es un arte con un material que es único, que es el toro bravo. Feroz, desconcertante, pero de gran nobleza que permite que lo manejen con un trapito», reforzó Amorós.

Imprevisible, vivo, emocionante, vibrante, y siempre en evolución. «Los ganaderos han conseguido crear el toro bravo, que antes era un animal fiero. Algo que por no ser por las corridas, el toro bravo no existiría. Ha sido el toro el que ha marcado la evolución del toreo. Cada vez se ha ido buscando la perfección del arte del toreo y cuando crees que no se puede llegar a más, pasa».

El matador valenciano, que incluso regaló una clase práctica a los asistentes al encuentro, habló de su trayectoria –25 años en activo–, de su ser torero –«lo siento desde lo más profundo de mí», dijo; de su futuro– «quiero seguir aprendiendo y me moriré torero». Junto a Amorós, reflexionó a cerca de la valentía que se le presume a quien se enfrenta al animal.

Aunque no como única condición para practicar este arte. «Además del valor, el toreo se sostiene de la técnica, como cualquier otra disciplina artística. No tiene nada que ver la técnica con el arte en el sentido de la emoción, pero es fundamental para torear bien», destacó. «Sólo cuando dominas la técnica, puedes romperla y hacer una revolución», apuntaló Amorós.

Tras una hora y media de charla, de reflexiones y alguna que otra referencia a la fiesta en Cádiz, Andrés Amorós cerró el encuentro con otra cita. De Valle Inclán: «El arte no se acaba nunca porque nos ayuda a pasar el invierno».

El Ciclo de Diálogos de LA VOZ, que continúa la semana que viene, cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Cádiz, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Cepsa, Diputación de Cádiz, ESIC Business Marketing School, Fundación Cajasol, Fundación Cruzcampo, Hidralia, Martín Casillas, Unicaja y Zona Franca Cádiz.

Entre los asistentes a este primer coloquio se encontraban el Subdelegado del Ministerio de Defensa, Vicente Pablo Ortells Polo junto a su mujer, Lucía Gutiérrez Cotarelo y Luis Coveña Arenas y el responsable de la delegación de Martín Casillas en Cádiz, Juan Carlos Villalba. El mundo del toreo tampoco quiso perderse la cita. Así, participaron de ella Emilio Oliva, Álvaro Domecq y los diestros Fran Gómez y Canales Rivera. El Ayuntamiento de Cádiz estuvo representado por los concejales Juan Antonio Guerrero y José Macías.

En representación del Cuerpo Nacional de Policía asistieron el comisario D. Luis Rodríguez Rodríguez, jefe de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, y los inspectores Jefes José Ramón Sánchez Parrado y Rafael Sestelo Beriguistain. Todos ellos con experiencia como delegados Gubernativos de Plazas de Toros en la provincia de Cádiz. También acudió el suboficial mayor de la Guardia Civil Juan José Pérez García.

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