Proyecto cirineo: un aula de paz

La cofradía del Nazareno del Amor ha puesto en marcha el proyecto cirineo. Se trata de una interesante propuesta para ayudar a niños y niñas de primaria con sus tareas y estudios. Alicia Cañuelos y Juan de Dios Baro están al frente de las vocalias de hermanos y caridad y son los impulsores de esta iniciativa.

El objetivo de esta medida es ser una fórmula más de apoyo a personas más desfavorecidas o con menos recursos. En este caso serían menores que necesitan un refuerzo educativo. «Ves que hay gente con problemas a raiz de rozar más el barrio de San Carlos que es donde esta la casa de hermandad. Y entonces decidimos que hay que actuar», comenta Juan de Dios Baro.

El vocal de caridad de la hermandad del Amor es maestro de profesión y conoce bien la realidad de la zona. No obstante, lo primero que hizo antes de redactar el proyecto fue preguntar. «Hicimos un sondeo. Acudimos a la Asociación de Vecinos, al Rebaño de María y también al colegio Celestino Mutis y allí nos explicaron las necesidades que hay y entonces les transmitimos nuestra intención para que ellos se lo comunicaran a las familias que lo necesiten».

El proyecto cirineo, que recibe el nombre por Simón, el cirineo que acompaña a Jesús a llevar la cruz, ha tenido muy buena acogida por parte de las asociaciones y de la comunidad franciscana que han mostrado su predisposición para ayudar en lo posible. «Ha sido maravillosa la aceptación que ha tenido la idea. Nos han tendido puentes y nos han ofrecido cosas y estamos muy ilusionados. Ahora esperamos que poco a poco la gente a la que le haga falta vaya solicitando entrar en el proyecto», afirma Baro.

La cofradía ha creado una comisión que comprobará y evaluará las inscripciones. Para la admisión se pedirán una serie de documentos que acrediten las necesidades reales de esas familias. Los interesados pueden acudir a la casa de hermandad o bien contactar con los responsables en las direcciones caridad@nazarenodelamor.es o hermanos@nazarenodelamor.es. El proyecto se llevará a cabo dos días a la semana, un par de horas y los niños se repartirán en niveles. «Podemos atender a la vez a unos doce o quince escolares teniendo en cuenta la capacidad de nuestra casa de hermandad en la calle Conde O’Reilly».

Para Baro también es muy importante el respaldo que ha tenido por parte de los hermanos de la cofradía. Son muchos los que se han prestado como voluntarios para este proyecto. «Hay un grupo variopinto... desde una mujer de 60 años que fue maestra hasta chicos del grupo joven... Estoy buscando también un par de profesores para formar a los voluntarios. No queremos caer en el intrusismo laboral ni nada. Buscamos un lugar de paz y buen ámbito educativo. Somos voluntarios que estamos para ayudar a los niños con la tareas y sacarlos de un ambiente que no siempre es el más adecuado para que respiren respeto y amor».