el apunte

La desesperación por el paro, en una cola

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Soldadores, tuberos, albañiles, pintores... decenas de parados se agolpan cada día a las puertas de cualquier sitio donde se pueda necesitar mano de obra. Desesperados, no les importa desafiar al frío y a la lluvia, para ver si suena la flauta y les sale un trabajo. Se organizan a la perfección, incluso pasan lista, y preguntan a los encargados pese a saber que la respuesta, casi siempre, es negativa. Les da igual, repiten el ritual día tras día, noche tras noche, porque no tienen nada que perder. La desesperación por no poder llevar pan a su mesa hace tiempo que hizo mella en ellos, y por eso no arrojan la toalla. El ritual se repite a las puertas de Dragados –en el Bajo de la Cabezuela–, del polígono Janer –en San Fernando– y en otros muchos lugares.

Se trata de una estampa que retrata a la perfección la actual coyuntura por la que atraviesa la provincia con mayor tasa de paro de España, por encima del 41%, en la que más de 200.000 personas no pueden trabajar. Urge que los responsables políticos de la provincia, de todos los partidos, hagan frente común para que desde Madrid se empiecen a tomar medidas que palien el drama en el que se encuentran inmersas miles de familias gaditanas.

No ha lugar a la confrontación, a los intercambios de improperios y acusaciones. La situación es tan grave que cualquier diferencia debe quedar aparcada para plantear y poner en marcha cuantas medidas sean necesarias.

Todo lo que no sea trabajar de la mano por todas esas personas que no tienen ya ninguna cobertura social sobra. Ni un minuto deben perder en asuntos menores, en peleas dialécticas que no conducen a ningún sitio. Para eso se les eligió, para que lo solucionen, o al menos pongan todo su empeño. No se puede esperar ni un día más. O corremos el riesgo de sufrir un gravísimo colapso social.