Verdad judicial

El juicio por maltrato contra Antonio Puerta situó ayer las presuntas agresiones recibidas por su novia, Violeta Santander, y los golpes sufridos por el profesor Neira, que desembocaron en un largo coma, en el terreno -el de los tribunales- más adecuado para dilucidar las responsabilidades de un caso especialmente sobrecogedor. Y no sólo, aunque sea lo que más conmueve, por el coste que ha tenido que pagar Jesús Neira por salir en defensa de una mujer violentada. También por la actitud de la compañera de Puerta, para quien la Fiscalía ha pedido que se abran diligencias por supuesto falso testimonio al desdecirse de sus primeras declaraciones sobre los malos tratos que soportaba y contradecir las evidencias del vídeo esgrimido por la acusación. Si los jueces confirman la agresión, nos encontraremos ante un caso fehaciente de víctima de violencia machista que se niega a reconocer lo que le ocurre.