TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Chiclana pasa por Andujar y por Vélez-Málaga

Todos los indicios apuntan a que a Ernesto Marin le quedan dos telediarios como alcalde de Chiclana. Los socialistas afilan la punta de sus lápices para una moción de censura en la que previsiblemente contarán con el respaldo de Mari Angeles Polanco y de Nadine Fernández, la concejal de Izquierda Unida que se ha escindido, de grado o por fuerza, de los militantes locales que siguen apoyando a un cuatripartito que empieza a dejar de serlo.

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Al PSOE de Chiclana le ha venido como agua de mayo la resolución del llamado Caso Coto San José con la desestimación del recurso presentado por la acusación popular y por la representación de la firma Cortega S.L. ante el juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de los de dicha localidad. Así que, como deduce la Fiscalía Provincial en su escrito, los hechos denunciados carecían de tipicidad, más allá de lo que pudiera calificarse como «un anormal funcionamiento de los servicios públicos», según reza un informe suscrito por el fiscal Angel M. Núñez Sánchez.

«En este sentido, el informe del Ministerio Fiscal puede tildarse de demoledor para las expectativas de los recurrentes. En él el Ministerio Público, defensor de la legalidad, plasma lo ya constatado por Su Señoría en el auto recurrido, a saber, por una parte que lo que mueve a los recurrentes son intereses espurios y de otro lado que los hechos investigados carecen de relevancia penal. Como ya se dijo en el auto recurrido nos encontramos ante hechos de significación civil que han de resolverse en ese ámbito sin que las conductas que se imputan los señores Román, de la Mata y Fernández sean punibles penalmente».

Esta decisión deja limpio de polvo y paja, al menos en este asunto, al anterior alcalde, el socialista José María Román, a quien ambas partes acusaban de prevaricación y malversación por haber aceptado una parcela embargada: sólo que el embargo no constaba en el momento de la cesión. Así que ahora pierde fuerza la exigencia de Diego Valderas, coordinador andaluz de IU, para que cualquier acuerdo futuro con el PSOE de Chiclana requiriese necesariamente de «un cambio de actores» en la Casa del Pueblo. Si bien es cierto que en las relaciones andaluzas entre PSOE e Izquierda Unida en cuanto a los tránsfugas, los socialistas le han metido frecuentemente la bacalá a los izquierdistas, en el caso de Chiclana la posición de IU no ha sido especialmente lucida, sobre todo porque sus afiliados locales hicieron rancho aparte.

La candidatura de Román fue la más votada pero él no volvió a ser alcalde. Marín, al frente del PP, logró dicha plaza haciendo equilibrios en el alambre. El último pleno municipal augura que el otoño puede ser realmente el otoño de su alcaldía. Claro que queda por ver la decisión final del PSA, a falta de que se celebre su asamblea local

El reciente dictamen de la comisión de seguimiento de la Mesa Antitransfuguismo, reunida a escala estatal esta misma semana y que reprueba las actuales mayorías de Chiclana y de El Puerto de Santa María, deja en entredicho a los tres ediles de IU, a quienes declara tránsfugas al igual que el alcalde, Ernesto Marín, sobre cuyo futuro deberá decidir ahora el Partido Popular. Antonio Sanz, secretario general del PP de Andalucía, que hasta ahora había venido arrojando balones fuera so pretexto de que a los socialistas se les había atragantado la derrota en ambas poblaciones, sigue sin aceptar la mayor y ha calificado a la mesa como «una auténtica farsa y burla de la democracia». Lo raro es que su partido figura en ella.

El resumen del caso hace alusión a que, en el caso de Chiclana, «los concejales de IU desoyen a su dirección sobre el pacto con el PSOE y apoyan al cabeza de lista del PP junto con los concejales del PA y PSA». Nadine Fernández ha rectificado a tiempo y ha vuelto a casa, después de ser expulsada por la asamblea local de Izquierda Unida. Ahora, lo más probable es que PSOE e Izquierda Unida alcancen un acuerdo en base a un programa de gestión y a un reparto de las delegaciones, más que a una diatriba sobre la personalidad de los interlocutores o de quien debe ocupar la alcaldía. En cualquier caso, la solución final no tendrá lugar antes de septiembre y en dicho contexto habrá que ver este asunto en el mismo paquete de Andujar y de Vélez-Málaga, también pendiente de negociación entre ambos partidos. La escisión local de Izquierda Unida es clara y habrá que ver como se resuelve, porque la mayoría de su militancia en Chiclana es claramente partidaria de esta aventura y no de la gestora que ha tenido que montar la dirección provincial para salir del atolladero.

Con Román o sin Román en la alcaldía, Izquierda Unida se juega quedarse sin honra a nivel provincial o sin votos en Chiclana. Y, para cualquier partido, decidir entre uno y otro desenlace resulta sumamente complicado. Más temprano que tarde, Diego Valderas e Ignacio García dieron pasos que parecen sensatos en este sentido. Ahora le toca mover ficha al PSOE. Y aunque no parece racional que se le pida a José María Román que se haga el harakiri para satisfacer las exigencias de los izquierdistas, siempre caben soluciones intermedias. Román no quiere un ascenso en forma de patada hacia arriba sino recobrar un sillón que considera suyo por la fuerza de las urnas.