TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Cádiz en Andalucía (¿qué hay de lo mío?)

Debe ser una leyenda urbana el bulo que corre, durante los últimos días, por la capital de Andalucía: y es que la provincia de Cádiz podría verse compuesta y sin nada más que un consejero mondo y lirondo en el próximo gobierno autonómico. Si se tiene en cuenta que en la actualidad, aunque sea en funciones y tras la reciente campaña electoral, esta circunscripción cuenta con tres, a ver quien explicará, de ser cierto, ese tocomocho. Así que si Antonio Fernández, parece inamovible en Empleo y actividades varias, tras haber sorteado con pericia la crisis de Delphi, correría un serio peligro Sergio Moreno, en Turismo y Luis García Garrido, en Obras Públicas. Y ni hablar de nuevos nombramientos. O nombramientas.

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Vale que los dos primeros sean de Jerez. Durante el fin de semana del derby Xerez-Cádiz, más de uno hará chistes al respecto, sobre todo teniendo en cuenta que una emisora bautizó esta semana a María José García Pelayo como diputada por Jerez, una circunscripción que todavía no existe aunque tenga Obispado propio. Vale que sea lo dicho: que dos son jerezanos y que el tercero se dejó caer por allí para ver a Les Luthiers, pero dejar a todo Cádiz con tan sólo uno sería un suicidio político que nadie cree que lo consienta Paco González-Cabañas, secretario general del PSOE en esta provincia.

Es cierto que González-Cabañas, como presidente de la Diputación, viene demostrando que está por encima de las cuotas territoriales: el pasado día de la Provincia, por ejemplo, no se le rindió honores a ni un solo campogibraltareño, quizá para festejar el fiasco de los andalucistas, que fueron quienes apostaron de firme por la novena provincia. Y es que, históricamente, los socialistas gaditanos tienden a rendirse antes de tiempo cuando otras provincias andaluzas presionan lo suyo para que Manuel Chaves las tenga en cuenta en su libretilla a la hora de formar gabinete. Por lo común, los socialistas de Cádiz suelen contentarse con una pedrea estupenda: el hecho de que el presidente se presente a las elecciones por esta provincia y eso cuenta.

No lo tienen tan clara esa ecuación aquellos analistas que entienden que para un territorio concreto o para cualquier lobby de poder, es mejor contar con un par de secretarios de Estado que con cuatro ministros. Aquí, tal vez alguien aduzca por lo tanto que sería mejor trufar la Junta con directores generales y coordinadores de consejerías oriundos de las diversas provincias gaditanas antes que pelearnos por la titularidad de dichos organismos. Pero es que tampoco, hasta la fecha, la presencia gaditana resulta especialmente apreciable en los segundos y terceros niveles de la administración autonómica. Tampoco parece que los comprovincianos del puño y de la rosa tengan especial relevancia en el reparto de tareas dentro del Grupo Parlamentario Socialista. Quizá porque esta demarcación se reserve para si una buena ración de gloria dentro del propio PSOE de Andalucía, incluyendo a su secretario de organización, Luis Pizarro.

Otro cantar es el de la mesa del Parlamento de Andalucía: en la anterior legislatura, José Luis Blanco fue nombrado secretario primero de la misma y repite ahora en el cargo. La vicepresidenta segunda es la ya mentada xerecista María José García Pelayo y el vicepresidente tercero es el portuense Ignacio García. Pero la primera es militante del Partido Popular y este último, de Izquierda Unida. ¿Y qué partido es el que gana las elecciones en la provincia gaditana, incluyendo a las tres grandes ciudades de esta circunscripción?

Como el PSOE de Cádiz se deje avasallar en este reparto de papeles durante el próximo mandato, puede correr el mismo riesgo que correría el PSOE de Andalucía si no hiciera valer su condición de garante del granero electoral del sur, frente a un posible pulso interno de los socialistas catalanes. Mientras que Cádiz revaloriza sus acciones en las filas de Izquierda Unida, sigue mandando mucho en el Partido Popular: y no solo por la querencia serrana de Javier Arenas sino porque Antonio Sanz y Teófila Martínez se repartieron sus clientelas respectivas a la hora de componer una lista en donde prima el municipalismo, quizá por aquello de que las próximas elecciones importantes, más allá de las europeas, serán las locales y que cinco de sus tenientes de alcalde y una portavoz figurasen en su candidatura no es ninguna majadería.

Pero seguro que todo esto lo sabe de sobra Paco González Cabañas y ya habrá llamado a Manuel Chaves para preguntarle qué hay de lo mío. O de lo nuestro, de los gaditanos. O tal vez no necesite llamarlo porque el presidente es de Cádiz. Y eso seguro que cuenta cuando cualquiera de estos días, antes de las dos jornadas de la sesión de investidura, le saque punta al lápiz y abra las tapas de cartoné del bloc.