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Ana Barriga, en su estudio recién estrenado en Madrid - J. R. LADRA / Vídeo: RODRIGO MUÑOZ BELTRÁN
DE PUERTAS ADENTRO

El auténtico escenario de los «escenarios fingidos» de Ana Barriga

Paredes blancas y suelo cubierto desde los que estallan los ramalazos de color de la pintura de Ana Barriga. La gaditana se ha instalado en Madrid, y su nuevo estudio es ya un reguero de pintura y cachivaches que retrata en sus lienzos

MADRID Actualizado: Guardar
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Cualquiera diría que lo que hasta no hace mucho era la delegación de la revista Exit en Madrid, cuando esta se publicaba en papel, es ahora –y tan sólo desde hace un mes y medio– un estudio de artista. Su nueva inquilina, la gaditana Ana Barriga, ha aprovechado hasta el último resquicio para ocuparlo, expandirse por él y hacerlo suyo. Y quizás podríamos encontrarlo aún más invadido si estas últimas semanas no hubieran sido tan frenéticas para la creadora, una de las pintoras que formaron parte del proyecto «Cada-VER exquisito», con el que ABC Cultural participó en ARCO. Le debíamos una visita.

«La verdad es que han sido días de caos llevado al extremo. Se me juntó la llegada a Madrid con la participación en el proyecto TruckArtProject, de Jaime Colsa

, y vuestro estand en la feria. No tuve tiempo para parar, pero estoy feliz, porque he estado haciendo lo que me gusta y voy enganchando unos trabajos con otros».

Se cierra un círculo

Digamos que Barriga se encuentra ahora más tranquila. Y en su nuevo estudio vemos ya acabada la obra que comenzó en el espacio de ABC en Ifema y que nos confiesa orgullosa que ha conseguido vender. Es imposible borrarle la sonrisa a esta mujer de pelo bitono; la que siempre ofrece como carta de presentación al que se dirige a ella. Su llegada a «la capital» (estas son las palabras que emplea) se ha producido de forma inesperada, pese a que estaba bien asentada en Sevilla, donde ha vivido los últimos nueve años y donde estaba posicionada, en contacto con artistas y galeristas: «Llevaba tiempo planteándome lo de salir del entorno, y Madrid era un buen destino. Me di tiempo suficiente para buscar lo más idóneo, sin tener prisa. Sin embargo, en menos de una semana encontré aquí el lugar ideal, el estudio, la vivienda. Antes de un mes estaba la mudanza hecha y empezaba a trabajar».

El nuevo estudio de Ana Barriga, en el barrio de La Elipa, es una especie de local industrial que funciona como caja de resonancia. Sus paredes blancas comienzan a ceder su espacio a las pinturas de la artista, a sus anotaciones («Antes mentías mejor», leemos en una esquina, lo que estamos seguros que será el futuro título de alguno de sus cuadros). Mientras, el suelo es ya todo un amasijo de botes de pintura, tubos de óleos, platos de mezclas, bancos de pruebas: «Me adapto bien a los espacios –explica– y estoy segura de que pronto todo esto cambiará. Pero lo que sí que tengo claro es que necesito paredes lisas para trabajar. Aquí ahora sólo hay dos, que son las que uso, pero en breve cubriré las dos restantes, las que ahora empleo para apoyar cosas, para poder proceder de igual manera. Necesito verme rodeada de las obras que estoy componiendo o las que acabo de terminar, sobre todo cuando tengo un proyecto en curso, porque necesito ver cómo dialogan unos trabajos con otros».

Detalle del espacio desde el que Ana Barriga desarrolla su labor en el estudio
Detalle del espacio desde el que Ana Barriga desarrolla su labor en el estudio - J. R. LADRA
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