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Cinco de los actuales integrantes de La Nada, en la puerta de su estudio - Maya Balanya
DE PUERTAS ADENTRO

«Nadadores» en La Nada

La Nada, en Madrid, no es un estudio de artistas, sino un espacio en manos de artistas. A punto está de cumplir 20 años, siendo historia viva de la creación en la capital, lo que merece un homenaje. ¿Quieren conocer a sus ocupantes actuales?

MADRID Actualizado: Guardar
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Muchas cosas caben en La Nada. De hecho, desde hace dos décadas, este espacio en el madrileño barrio de Lavapiés ha sido testigo de mil y una correrías por parte de artistas, dramaturgos, «performancers», poetas, diseñadores... «Este ha sido un espacio en manos de creadores desde los últimos veinte años –explica Pepe Murciego, el más veterano de los moradores actuales–. Lo que ocurre es que entonces no se llamaba así. A lo largo de su historia, este lugar ha tenido diferentes nombres. De hecho, se ha llegado a llamar sin ningún nombre. Es hace cinco años, y para evitar el guirigay de denominaciones, que optamos por el actual. ¿Y por qué este? Precisamente porque todos los que estábamos aquí no compartíamos nada de nada.

Eso es lo que nos unía. No somos un colectivo de artistas, sino un grupo de artistas que ocupan juntos un espacio». Nada más y nada menos.

«Artisteo del bueno desde 1997» reza un cartel en la puerta. Eso no significa que no lo haya habido antes, pero los ocupantes actuales de La Nada son, quizás por primera vez en su Historia, fundamentalmente artistas plásticos. Allí llegó hace 12 años el mencionado Murciego, cuando buscaba un almacén para los ejemplares que acumulaba de la revista experimental «La Más Bella». Este ha sido un sitio vivo que ha ido renovándose más o menos cada seis años. Hoy lo acompañan Sebastián Margulis, Maurizio Lanzillotta, Carmen González de Castro y José Antonio Reyes, con los que charlamos esta tarde. También otros creadores como Víctor Sáez, la ilustradora Marta Quijano, Sylvie de Pauw, que trabaja la piel, o Javier Pérez Iglesias, director de la biblioteca de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense.

Una antigua carbonería

Pero en sus orígenes, La Nada fue una carbonería. También un almacén de juguetes. Durante su primer año desvinculado de estas actividades y reconvertido para la cultura, el espacio es alquilado por el colectivo ZAT (Zona de Acción Temporal) del que formaban parte gente que luego dio lugar a famosísimas agrupaciones como las de Los Torreznos o La Enana Marrón. Ellos lo usaron como espacio alternativo que programaba actividades de las que formaron parte gente tan sobresaliente como Isidoro Valcárcel Medina o Concha Jerez y José Iges. Después de ellos, el alquier se llegó a perder, pero fue retomado por los integrantes de Circo Interior Bruto como ámbito de ensayo y exhibición de sus propuestas de «performance» expandida («por eso –recuerda Murciego– durante muchos años este sitio se llamó como ellos»). Cogió el testigo otro circo, el Circo de las Pulgas, del poeta Gonzalo Escarpa. Entonces se sucedieron festivales, recitales, charlas... En ese punto final de un ciclo, entra en su escena Murciego.

Lanzillotta muestra algunos de sus lienzos en La Nada
Lanzillotta muestra algunos de sus lienzos en La Nada - M. Balanya
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