El primer ministro italiano, Matteo Renzi, ayer en el Palazzo Chigi con Oprah Winfrey. :: EFE
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Renzi reta a la UE con unos presupuestos que desoyen el rigor y bajan la presión fiscal

Intenta resucitar la economía italiana con más déficit y medidas de crecimiento, un plan que puede ser rechazado por Bruselas

ROMA. Actualizado: Guardar
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La esencia, como siempre, reducida a un tuit: «La diferencia entre los presupuestos de 2014 y los de 2015 es que hay 18.000 millones menos en impuestos, esto es todo». Matteo Renzi ha resumido así, para la calle, sus primeros presupuestos como jefe del Gobierno italiano, aprobados ayer, uno de esos momentos estelares que tiene marcados en el calendario para ocupar la escena. Debía dar una señal poderosa hacia dentro y hacia fuera, porque Italia es la tercera economía de la zona euro, de que el país con él cambia de verdad, y lo ha hecho.

A los italianos les regala los oídos con el sueño de una bajada de impuestos, jamás logrado por ningún Gobierno, aunque no sea tal cual, sino ayudas a las empresas y a las familias. Pero a la UE, todo lo contrario, porque Renzi desoye las exigencias de rigor y tira de déficit -11.500 millones- para cubrir buena parte de su gran operación en las cuentas. Asciende a 36.000 millones, bastante más de lo previsto, y se ajustó ayer hasta el último minuto, porque el problema, como siempre, es de dónde sacar el dinero. Renzi dispara el déficit del 2,2% al 2,9%, parándose en la raya del 3% marcada por la UE, aunque con chulería. «Si por mí fuera lo llevaría al 4%, pero quiero dar una señal de seriedad a Bruselas sobre nuestros compromisos, aunque no tengo que pedir permiso a nadie», ha afirmado.

Mira, obviamente, a Francia, que rebasará esa raya roja y que ya asume un procedimiento de infracción, cuando la UE se pronuncie sobre las cuentas de cada país el 29 de octubre. Al lado de Hollande, Renzi espera parecer aplicado y salir airoso de su pulso con Bruselas, que valore sus esfuerzos de credibilidad y que está haciendo milagros con sus reformas. La agencia Moody's le ha echado una mano al darles el visto bueno. Pero desde luego Renzi está jugando al filo de lo admisible para la UE, Angela Merkel y los partidarios del rigor. «A estas alturas todo el mundo, menos alguno en Europa, ha comprendido que el crecimiento es la cosa más importante», ha refunfuñado. Italia lo sabe, porque no crece desde 2011, espera una recuperación del 0,5% en 2015, y ahora mismo tiene el PIB más bajo desde hace catorce años, con un paro histórico del 12,5%. En su búsqueda desesperada de un margen para respirar, Italia ha aplazado dos años, a 2017, el compromiso de equilibrar las cuentas.

Renzi va a su ritmo y no ha hecho ni caso al aún presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, que quería ver en los presupuestos un recorte del déficit del 0,5%, 8.000 millones. Pero Renzi lo ha dejado en un 0,1%, 1.500 millones. Es un desafío, pero su prioridad es reanimar Italia, ganar tiempo para que sus reformas tengan efecto. Es decir, el 29 de octubre es muy posible que Barroso, todavía en su puesto, rechace estos presupuestos y pida correcciones. Renzi ha estado hablando por teléfono con Juncker, que debería llegar tres días después, buscando más flexibilidad. Renzi por si acaso ya ha dejado en reserva 2.500 millones para subir hasta 0,25%.

En el frente interno el líder del Partido Demócrata (PD) parece estar pensando no sólo en el crecimiento, sino también en unas posibles elecciones anticipadas, que en el inestable escenario italiano nunca se sabe si están a la vuelta de la esquina. Ahora se rumorea que para primavera. Renzi ha anunciado que estos presupuestos suponen «la mayor operación de bajada de impuestos intentada en Italia y un recorte de gastos nunca visto». El tijeretazo en el gasto público es de 15.000 millones y también espera sacar un pellizco de la lucha a la enorme evasión fiscal.

Desgravaciones

El alivio fiscal no es una bajada de impuestos como tal. La mayor parte, 10.000 millones, se van a consolidar el famoso 'bonus' de 80 euros para las familias con una rentas con menos de 1.500 euros al mes; 500 millones en desgravaciones para las familias numerosas; 6.500 en rebajar impuestos a las empresas y 1.000 para que los nuevos contratos indefinidos les salgan gratis durante tres años. «Ya no tenéis excusas», ha advertido esta semana a la patronal, llamándoles a reavivar el mercado de trabajo.

«Las medidas van exactamente en la dirección que pedimos desde hace tantos años, se hace realidad casi un sueño», ha admitido rendido el presidente de la patronal italiana, Giorgio Squinzi. En su rastreo ansioso de meter dinero en circulación Renzi ha propuesto que cualquiera que lo desee pueda tener una cuota anticipada de su liquidación con la nómina.