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Los kurdos resisten en Siria pero mueren por docenas en Irak

Una mujer, al frente de los combatientes que resisten desde hace cuatro semanas el cerco del Estado Islámico en el enclave de Kobani

ANKARA / BAGDAD. Actualizado: Guardar
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Los yihadistas del Estado Islámico (EI) se enfrentaron ayer a la resistencia feroz de los kurdos en el enclave de Kobani, muy cerca de la frontera entre Siria y Turquía, pero se atribuyeron la muerte de decenas de personas en el norte y el este de Irak, en su mayoría en atentados suicidas perpetrados, según el grupo terrorista, por kamikazes procedentes de Alemania, Arabia Saudí y Turquía.

Al menos 40 personas, en su mayor parte antiguos miembros de las fuerzas kurdas -peshmergas- murieron ayer al estallar tres coches conducidos por suicidas en Qara Tapah, según confirmó el alcalde de esta ciudad en el noroeste de Bagdad bajo control kurdo. Wahab Ahmed explicó a la agencia France Presse que los atentados tenían como objetivo su oficina, un edificio utilizado por las fuerzas de seguridad y otro de la Unión Patriótica del Kurdistán.

«Veinticuatro de las víctimas mortales eran antiguos combatientes de los peshmergas que vinieron para unirse al frente contra el EI», señalaron fuentes locales. En el oeste de Irak, el jefe de la Policía de Anbar, Ahmed Sadag, murió en la explosión de una bomba colocada en el borde de la carretera, que también mató a un cámara que trabajaba para las fuerzas de seguridad.

Los combatientes kurdos mueren también en el frente sirio, pero consiguen contener el empuje del Estado Islámico en Kobani que permitió a los yihadistas hacerse el viernes con el control del cuartel general. Desde entonces han logrado repeler varios avances del EI en una ciudad donde la lucha se ha tornado en acciones de guerrilla urbana, con puntuales bombardeos de la alianza que lidera EE UU. Los integristas, más numerosos y mejor pertrechados, mantienen el control del 40% del territorio. Al frente de los combatientes kurdos de Kobani está una mujer, Mayssa Abdo, de 40 años, «conocida bajo su hombre de guerra, Narin Afrin», aseguró el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres y fuerte presencia sobre el terreno.