Estudiantes con los rostros cubiertos muestran ante la Fiscalía General de Chilpancing las fotos de los desaparecidos. :: JORGE DAN LÓPEZ / REUTERS
MUNDO

México sale a la calle para reclamar la vuelta de los 43 estudiantes desaparecidos

Crece la iniciativa popular para sumarse a la búsqueda de los jóvenes sin que aún se pueda confirmar que los restos de una fosa sean de ellos

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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«Vivos se los llevaron, vivos los queremos» fue el lema con el que estudiantes, profesores y activistas sociales del Estado de Guerrero (México) reclamaron ayer en las calles el regreso de los 43 estudiantes desaparecidos hace trece días en Iguala. Muchos van embozados para no ser identificados. Más de 131 organizaciones civiles convocaron una marcha nacional que se realizó en el Distrito Federal y en las ciudades de Chihuahua, Guadalajara, Puebla, Saltillo, Sinaloa y Morelia, entre otras.

Aunque hay dudas de que los restos hallados en los últimos días en fosas clandestinas sean de los estudiantes, la conmoción por el trágico hecho que corroboraría la connivencia entre policías, funcionarios y narcos ha suscitado muestras de rechazo generalizadas. Estados Unidos, la OEA, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y diputados nacionales, que superaron las diferencias de sus seis bancadas, crearon una comisión especial del Congreso para seguir el caso. El nuevo presidente del PRD, Carlos Navarrete, propuso en Iguala la creación de una «fiscalía ciudadana» de apoyo a la investigación.

Además pidió perdón por no ser «suficientemente cuidadosos» al permitir que un candidato externo, el ahora huido alcalde José Luis Abarca, representara al PRD y que «incluso dirigiera la infiltración de la policía municipal por parte de la delincuencia organizada (...) Los perredistas asumimos nuestro error y ofrecemos al pueblo de Guerrero nuestras disculpas». Sin embargo, y pese a que el municipio está controlado por las fuerzas federales y hay observadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la gente tiene miedo a volver a la vida normal ante el «alto grado de desconfianza hacia la Policía estatal». La CNDH agrega que los familiares y las víctimas los temen porque conocen sus datos personales y saben dónde están siendo atendidos los 20 heridos, así como su estado de salud.

Autodefensas contra el narco

Los estudiantes, a cara tapada, no paran. Han empapelado la universidad, las calles y la fachada, paneles y paredes de la sede de la Fiscalía local con las fotos de sus compañeros. Hasta 5.000 copias de los chicos que desaparecieron después de que la Policía municipal y un grupo armado atacaran sin preámbulos a unos 80 estudiantes de Magisterio que abandonaban Iguala a bordo de tres autobuses. Allí quedaron seis muertos -3 estudiantes, un chófer de autobús, un jugador de fútbol de 15 años y un ama de casa-.

A su búsqueda se sumó medio millar de miembros de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg), un grupo de autodefensas contra el narco. Su líder, Bruno Plácido Valerio, señaló que «no hay garantías de que [los cuerpos encontrados en las fosas] sean los muchachos, la delincuencia ha matado gente desde hace muchos años». Es la esperanza de las familias.

Plácido Valerio agrega que están ayudando porque entre los 43 jóvenes desaparecidos hay 17 de Tecoanapa, Ayutla y la Costa Chica, zona de influencia de la Upoeg. «Son hijos de nuestros integrantes de la Upoeg, y por eso vamos para allá, pero también estamos invitando a todos los padres de los desaparecidos para iniciar la búsqueda pueblo por pueblo», indicó.

Mientras tanto, todos esperan el resultado de las pruebas de ADN realizadas en los 28 restos hallados en la zona de las afueras de Iguala que sus vecinos llaman «cementerio del narco» para confirmar si son de los estudiantes o no.