Sociedad

«ESTA NIÑA ME HACE SOMBRA»

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Como todo clan que se precie, el de los Flores también ha vivido su particular 'annus horribilis'. Para ellos fue 1995, cuando falleció la matriarca, Lola Flores, víctima del cáncer, y sólo 14 días después, su único hijo varón, Antonio. Aquellas heridas dejaron profundas cicatrices en el alma de El Pescaílla, que nunca superó la pérdida y murió cuatro años después, y de sus hijas, Lolita y Rosario, más unidas que nunca desde la muerte de sus padres y su hermano. Desaparecida La Faraona, Lolita tomó las riendas de la familia. Los Flores, gitanos modernos, heterodoxos y liberales que tienen sus propios códigos (entre otras costumbres, la de saludarse entre ellos con un beso en los labios), también son partidarios de respetar ciertas tradiciones; sobre todo la de mostrarse como una auténtica piña de cara al exterior.

Hace poco, la nueva matriarca de los Flores visitó Port Aventura con gran parte de su clan: sus hijos, Elena y Guillermo, su novio, Pablo Durán, sus sobrinas, Alba y Lola, y su cuñada y viuda de su hermano Antonio, Ana Villa. La anécdota se produjo cuando Lolita, con el corazón dividido como madre y como artista, comprobó que a su hija Elena Furiase, que actualmente triunfa como actriz juvenil en la serie televisiva 'El Internado', le pedían muchos más autógrafos que a ella. «Esta niña me está haciendo sombra», repetía Lolita, entre irónica y orgullosa. «Me va a quitar el puesto. Está demostrando que de raza le viene al galgo». Y va a tener razón Lolita porque su hija, de 21 años, ya empieza a acaparar más portadas que ella en las revistas del corazón y porque (también de raza le viene al galgo) esta semana aparece muy acaramelada en La Habana con un joven llamado Leo, sobrino del actor Jorge Perugorría... Y, por supuesto, cubano.