Herida sin cicatrizar

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Se le resiste su primer gol con España, pero ni por asomo cabe responsabilizar a Diego Costa de la dura derrota de la selección de Del Bosque en la encantadora Eslovaquia. Primer golpetazo fuera de casa en un duelo de clasificación desde la derrota en Suecia de hace ocho años. Suma ya seis internacionalidades el ‘Peleas’ de Lagarto, pero era su estreno como jugador sano. Al Mundial llegó tras sufrir un calvario en el tramo final de curso, en septiembre no estaba fino y ahora ya se encuentra mucho más rodado en los ‘blues’.

Fue el que jugó con más arrojo en Zilina. Disputó cada balón como si fuera el último y se las tuvo tiesas con los centrales, sobre todo con el rudo Skrtel, rival también en la Premier porque ejerce en el Liverpool. Cayó en las bandas, se movió sin balón y ofreció alternativas. Actuó con gran motivación y decisión, espoleado por la presencia de Cesc y Koke, sus dos socios y asistentes en el Chelsea y el Atlético. Lo intentó de todas las formas pero no tiene suerte ni acierto en el remate final. Un gran cabezazo salió lamiendo el palo y, otro, justo antes del descanso, se lo sacó el portero de forma colosal. Ya en la segunda parte, se buscó la vida para lanzar un disparo raso y seco, pero Kozacik, jornalero del Victoria Pilsen que antes se ganó la vida en el Anorthosis chipriota, un tormento para él.

Dijo Del Bosque en la previa que algo habrá en el debe de la selección si Diego Costa no alcanza allí las prestaciones ofrecidas en sus clubes. Al hispano-brasileño no le va tanto sobeteo de balón. Le conviene mucho más el fútbol más directo y vertical y poder disfrutar de espacios para correr. El seleccionador matiza de forma paulatina antiguos registros que dieron la gloria pero ya son demasiado conocidos, pero no hay que obviar que los once titulares estuvieron en Brasil y no es tan fácil modificar ciertos automatismos.

En el primer tiempo se echaron en falta más liderazgo de los antiguos, sobre todo de Silva. Y mucha mayor contundencia defensiva. En el repliegue, los españoles fallaron de forma alarmante. Puedes tener un mal día ante Eslovaquia, pero no que te hagan una ocasión tan fácil como la que permitió una buena parada de Casillas, que sacó una mano salvadora cuando estaba ya a contrapié. Le ganaron la espalda con suma facilidad a Jordi Alba y Mak remató solo desde la zona del punto de penalti.

Flojos los centrales, vulnerable Jordi Alba y, sobre todo, Busquets dista mucho del gran mediocentro defensivo que fue y que debe volver a ser. Nunca fue rápido de piernas, pero sí recorría los primeros metros con chispa, se anticipaba con la mente y llegaba siempre oportuno a las ayudas. En la falta que preludió la cantada de Iker, quedó retratado el catalán.

Y más que errar, Casillas se metió el gol. Se la tragó por el centro y sin que nadie le impidiera la visibilidad. En alevines ya se les enseña a los porteros a poner siempre el cuerpo detrás de los brazos. Parecía liberado el capitán tras sincerarse con Iñaki Gabilondo, pero su titularidad vuelve a estar bajo sospecha. Y más con el gran momento de David De Gea.

Del Bosque acertó en los cambios, siempre ofensivos. Alcácer, que a diferencia de Costa convierte en oro todo lo que toca, firmaba un mal menor. Pero la falta de tensión defensiva condenó a ‘La Roja’ y llevó al éxtasis a Stoch y a toda Eslovaquia. Cuando hacía milagros, Casillas paraba estos remates.