Contador, en Cangas de Morrazo. / EFE

Contador y la Vuelta, a contrapié

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Alberto Contador continúa haciendo jirones en muchas conciencias que llegaron a pensar, cuando apareció su positivo con clembuterol, que era un ciclista artificial. Continúa removiendo las entrañas de aquellos que no le perdonan una forma de ser especial, quizá altiva, producto de una vida cincelada a martillazos. El podio en Santiago de Compostela, otro más, las flores, los halagos, la ola a favor que le sigue, tiene rendijas por las que se cuelan situaciones más complicadas, difíciles. Incluso alguna de ellas estuvo a punto de costarle su carrera. Contador es el mayor talento que ha dado el ciclismo mundial en la última década.

Sólo él dirá cuándo se acaba su dominio en un ciclismo en el que mandan los vatios, la medida que le dicta a sus piernas el ritmo al que tienen que ir. Contador también es diferente en ese apartado y en algunas ocasiones llega justo a la meta.

Los números, fríos, reales, dicen que ha corrido en toda su carrera en tres ocasiones la Vuelta a España y ha ganado las tres. Esos mismos guarismos afirman que ha corrido siete veces el Tour y lo ha ganado en tres ocasiones, con un abandono, el de este año, un cuarto y un quinto puesto y también la posición 31, en un lejano 2005, hace nueve años, cuando debutó en la carrera. Ha corrido dos Giros y los ha ganado. Otra cosa es lo que dice la UCI, que le dejó sin un Tour y un Giro. En Santiago de Compostela sumó su octavo triunfo en carreras de tres semanas, de las doce que ha corrido.

Y eso es real. Si nos centramos en la Vuelta a España nos encontramos un Alberto Contador que siempre ha llegado a la carrera a contrapié. La ha corrido, mejor o peor preparado, pero siempre ha sido una prueba en la que las situaciones, los momentos, han jugado a su favor. Podríamos comenzar por la última, la de este año, a la que acudió por su caída en el Tour. Sin ese percance no habría estado en la salida de Jérez de la Frontera. Abandonó el Tour un 14 de julio. Dos meses después ha ganado la Vuelta. Todo un récord.

Bonificaciones en 2008

El 23 de julio dijo que no correría la prueba. El 14 de agosto, un mes después de la caída y esa fisura en la meseta tibial, cambió de opinión y anunció que la corría. El 2 de septiembre se colocó de líder. El día 8 ganó La Farrapona. El 14, ganó la carrera. Lo ha hecho con solvencia, con un dominio total de la situación. Consiguió doblegar a Chris Froome, uno de esos ciclistas que sabe que va a formar parte de su vida deportiva hasta que la abandone. Vencía en una carrera en la que ha sido el mejor, pero también en una prueba en la que lo normal habría sido no haberla corrido.

En 2008 estuvo en la carrera por otra circunstancia especial. Había fichado por el equipo Astana, que un año antes, en el Tour, con Alexander Vinokourov, había dado positivo en la contrarreloj de Albi por homotransfusión. Días después, otro kazajo del equipo, Kashechkin, daba positivo por el mismo asunto en un control sorpresa que le realizaron en Turquía cuando estaba de vacaciones.

Contador llegó a un nuevo Astana, dirigido por Johan Bruyneel, pero ASO, los organizadores del Tour, le dejaron sin correr esa prueba, como en 2006, cuando estaba en Liberty. Y eso que había ganado el Tour el año anterior.

Se tuvo que conformar con Giro y Vuelta, donde se encontró con su compañero Leipheimer. Contador sumó 56 segundos de bonificación gracias a las dos etapas que ganó en línea y los dos terceros puestos que logró en otras dos. Leipheimer sólo había logrado doce segundos de bonificación. Sin contar las bonificaciones, la diferencia antes de la cronoescalada de Navacerrada era de 33 segundos; la real, de 1:17. Leipheimer lo hizo 31 segundos mejor que Alberto. Faltan dos segundos para cuadrar las cuentas. Los consiguió en la tercera etapa de la Vuelta, en Almodovar del Campo, en un esprint bonificación. Ganó la carrera por 46 segundos, el tiempo que logró en bonificaciones. Una victoria que generó polémica en su equipo.

Hasta cuatro años después no volvería a la carrera, también empujado por las circunstancias. No pudo correr Giro y Tour, sancionado, y se agarró a la Vuelta a España. Purito Rodríguez era el líder de la prueba y quizá el más fuerte de toda la carrera. En la etapa que finalizó en Fuente Dé, Contador comenzó a moverse en la Collada de la Hoz, en una etapa que conocía al dedillo de su época de aficionado en el equipo Würth. Intentó sorprender al líder y lo consiguió. En la llegada a Fuente Dé le sacó 2:37.

Se ponía de rojo a falta de cuatro etapas para finalizar la carrera con 2:28 de ventaja. Purito nunca ha vuelto a tener, ni tendrá, una oportunidad igual. Contador jugó a la ruleta, a la búsqueda de un imposible, y le salió bien. No tenía previsto correr la Vuelta y cuando la tenía perdida se la jugó y le salió bien.

La de este año ya la hemos comentado. Tres participaciones, tres victorias y siempre a contrapié, jugando con las circunstancias, un terreno en el que sabe moverse como nadie porque tiene piernas y cabeza para hacerlo. Se puede decir que la Vuelta siempre le ha llegado de rebote y ha sido capaz de ganarla. No conoce más puesto que el primero, algo que agradecen, además de él, los organizadores, que tienen una estrella de rojo.