El seleccionador de Egipto, Amr Aboulkhir, (d) y el pivot Ashraf Rabie. / efe

Faraones de Europa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hubo un tiempo, mucho después de las pirámides, de los tiempos de Menes, Hatshepsut, Akenatón, Ramsés II, Tutankamón o Cleopatra, en el que Egipto dominó Europa. Fue en 1949, cuando se convirtió en rey del baloncesto del Viejo Continente y en el más particular de los campeones del Eurobasket de la historia.

Lejos del equipo limitado y vacío de calidad que presenta en esta Copa del Mundo, Egipto es la gran potencia histórica de África -cuenta con 17 medallas en su torneo continental, cinco de ellas de oro-. Incluso hubo un tiempo en el que buscó retos mayores y los encontró en Europa.

Disputó cuatro torneos entre 1937 y 1953. En el campeonato de 1947, los norteafricanos lograron el bronce, sólo superados por la Unión Soviética y Checoslovaquia. Los soviéticos se ganaron con el título el derecho a ejercer de anfitriones en la siguiente edición pero, inmersos en plena 'Guerra Fría', renunciaron a participar. Los checos, que habían acogido este campeonato, no podían repetir, por lo que Egipto, como tercero, se encargó de la organización.

En unos tiempos en los que los desplazamientos tan largos se convertían en auténticas odiseas, muchas selecciones decidieron quedarse en casa. Al final sólo siete equipos compitieron -además del equipo local, Francia, Grecia, Países Bajos, Turquía, Líbano y Siria- en el Europeo que la propia FIBA calificó como el de menor nivel de la historia. En una liguilla de todos contra todos, Egipto se impuso en todos sus partidos, incluido el último contra Francia, en el que se decidía el campeón. Los galos no fueron rival -se escudaron en el asfixiante calor para justificar su derrota- y cayeron por 36-57.

No fue flor de un día. De hecho, un año después, Egipto alcanzó la quinta plaza en el primer Mundial, celebrado en Argentina. Entonces batió a España (56-57) pero dejó también para los libros de datos la peor anotación histórica, con 19 puntos, en el partido que perdió ante Brasil (19-38).

No parece que en esta Copa del Mundo, a la que regresan tras 20 años ausentes, los pupilos de Amr Abould Kheir puedan volver a sorprenden a España. La diferencia es tan abismal que la derrota superaría la humillación del 'angolazo' de los Juegos de Barcelona. Serbia les superó en el partido inaugural del grupo A con mucha facilidad y escasos esfuerzos por 64-81, pese al entusiasmo mostrado por los derrotados. Pero a estos niveles, la ilusión vale de muy poco si los mimbres son escasos. Orenga y los suyos no deben pasar tampoco el más mínimo apuro para lograr la segunda victoria en Granada.

La ausencia por lesión de Asem Marei deja además a los africanos sin su principal jugador y sin el único recurso válido para intentar mantenerse en el partido el máximo tiempo posible.

El egipcio -2,04 y 110 kilos- es una estrella en los Mavericks de la universidad Minnesota State y ha destacado en la NCAA con 16.3 puntos y 8.2 rebotes por partido. Si alguien lamenta especialmente su ausencia, es el propio Marei, al que el duelo ente España le iba a permitir enfrentarse a su "ídolo" desde que era un crío: Pau Gasol. No podrá ser, y es difícil que disponga de otra oportunidad de hacerlo con Egipto. Quizás, cuando dé el salto a la NBA...