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Puyol no se arrastra

El capitán del Barça anuncia que deja el Barça a final de temporada porque las lesiones no le permiten cumplir con su autoexigencia

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Quizás el mundo del fútbol no lo sepa, pero en los últimos meses se había cuestionado la ética deportiva de Carles Puyol en su propia casa. Sí, por increíble que parezca en un momento en el que llegan mensajes de admiración y respeto desde todos los rincones del planeta, son muy recientes las referencias al capitán del Barcelona como un jugador acabado que bloqueaba la proyección de Marc Bartra y cuya última renovación, en enero de 2013 hasta 2016, frenaba la contratación de un central de nivel internacional. No es una exageración. Tertulianos del cada vez más enfermizo entorno azulgrana y aficionados de la calle sospechaban que el defensa de La Pobla de Segur quería perpetuarse en el club cobrando un generoso sueldo hasta los 40 años, la edad con la que le hubiera gustado retirarse en el Barça, según confesó el día de su última firma. Tras sus últimas operaciones de rodilla, muchos no le daban la oportunidad de volver a sentirse un futbolista importante, como si no se la hubiera ganado por todos sus sacrificios anteriores. Así de cruel es el deporte profesional.

Puyol no anunció este martes su adiós al Barcelona a final de la presente temporada por esas voces desagradecidas, lo hizo porque los huesos le duelen y a un tipo tan exigente el hecho de no llegar a una anticipación le impide dormir por la noche, aunque luego lo arregle con otra acción y su equipo gane. Pero el comunicado de su próxima despedida del único club de su carrera fue una bofetada a todos los que dudaban de él, muchos de los cuales se escondieron detrás de alabanzas a su carrera. Es un grande, su melena es un icono del fútbol intercontinental, su espíritu combativo es un ejemplo y su carácter está por encima del color de cualquier camiseta. Es Puyol. Único.

La noticia saltó al mediodía. Puyol anunciaba una comparecencia en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí a las 16 horas, antes del entrenamiento vespertino de la plantilla del Tata Martino. Desde diciembre, cuando lo publicó Mundo Deportivo, se sabía que meditaba dejar el Barça en junio, incluso retirarse del fútbol. Seguía acabando con molestias en las rodillas los pocos partidos que estaba jugando esta temporada e incluso se perdía algunos entrenamientos como precaución. Estaba harto. La pasada semana, Sport recordó que seguía dando vueltas al asunto. Y por sorpresa, precisamente tras marcar un gol el domingo al Almería en el 4-1, quizás para poder comunicarlo con un buen sabor de boca reciente, decidió hacer pública su decisión. No admitió pregunta, tampoco leyó ningún papel, pero sabía de memoria lo que quería decir y casi lo recitó como una lección del colegio. Lo suyo nunca fueron las salas de prensa e incluso en un momento así sólo la utilizó, no la disfrutó.

«El motivo de la convocatoria es comunicarles que al final de esta temporada dejaré de ser jugador del Barcelona, el club ya está al corriente y estamos de acuerdo tanto en el hecho como en el cómo. Rescindiremos el contrato y dejaremos sin efecto los dos próximos años que quedan pendientes». Así comenzó su intervención, haciendo bueno un antiguo discurso suyo: «No me arrastraré». No lo hará. Y perdonará más de 10 millones de euros limpios por esos dos años que tenía firmados. Amor a un club.

No baja los brazos

«Después de las dos últimas operaciones tan agresivas me está costando mucho recuperar el nivel que yo me exijo para continuar aquí. Más de lo que yo pensaba y mucho más de lo que me dijeron los cirujanos. Por eso que he tomado esta decisión y me gustaría comentar tres cosas en este sentido», añadió, dando respuestas a las preguntas que todos querían formular: «No lo dejo hoy. Aún quedan tres meses de competición y los que me conocen saben que no voy a bajar los brazos y que seguiré luchando hasta el final para intentar mejorar y ayudar al equipo a alcanzar los objetivos de esta temporada. No sé qué haré a partir del 30 de junio, pero lo que sí tengo claro es que cuando acabe la temporada necesito descansar. Llevo cuatro años sin vacaciones por culpa de las lesiones. Después, ya veremos qué pasa. Y, por último, sí que me gustaría hacer una rueda de prensa al final de temporada y despedirme de toda la gente que me ha acompañado durante estas 19 temporadas. Quien quiera, quien pueda, presidentes, directivos, entrenadores, compañeros, gente del club, periodistas, amigos, familiares… Ese día contestaré todas las preguntas».

Puyol no llegará a los 40 años como azulgrana. Lo dejará con los 36 que cumplirá el próximo 13 de abril. Tampoco se espera que pueda vestir ya la camiseta del Milan, el club en el que no le hubiera disgustado jugar y desde donde le han llegado mensajes cariñosos en las últimas horas de eternos capitanes como él del carisma de Franco Baresi y Paolo Maldini. De momento ha ganado 21 títulos con el Barça desde que debutó en 1999 de la mano de Van Gaal y ha jugado 593 partidos oficiales. En la selección ha disputado 100, con dos títulos en su palmarés como la Eurocopa 2008 y el Mundial 2010. Vicente del Bosque todavía no descarta convocarle para el Mundial de Brasil. «Es un ejemplo y un referente en todos los sentidos», volvió a proclamar este martes, mientras que su excompañero Thiago, hoy en el Bayern, afirmaba que «nombrar a Puyol es nombrar al Barça». Jordi Alba tiró de un tópico válido porque resume una carrera: «Es una profesional como la copa de un pino».