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Facebook devora Whatsapp por 13.800 millones de euros

La red social pagará solo una cuarta parte en efectivo y el resto en acciones de la empresa

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Quién sabe si los hermanos Durov, fundadores de Telegram, o Bobby Murphy y Even Spiegel, creadores de Snapchat, se gastaron ayer un pico en descorchar champán del bueno o han pasado una noche de no pegar ojo como si se hubiesen metido tres tazas de café antes de meterse a la cama? Facebook anunció ayer la compra de Whatsapp. Mark Zuckerberg conseguirá, tras un puñado intentos con distintos protagonistas, -todos ellos en balde-, sumar a sus trofeos de caza de la popular aplicación de mensajería móvil, líder de este gremio con 450 millones de usuarios.

La cara más visible del hundimiento de los tradicionales SMS le costará a la red social unos 16.000 millones de dólares (11.700 millones de euros), de los cuales solo una cuarta parte se pagará en efectivo. Los otros 12.000 millones de dólares se abonará en títulos bursátiles de la compañía que cotiza en el NASDAQ. A estos guarismos, hay que añadirle una cláusula por la que la firma californiana abonará, hasta 2018, otros 2.100 millones de euros en acciones RSU que irán a parar a manos de los poco más de medio centenar de trabajadores que la popular 'app' tiene en plantilla lo que dejaría el coste total de la operación en 13.800 millones.

Funcionamiento independiente

«WhatsApp construyó un servicio de mensajería en tiempo real que tiene una posición líder y que crece rápidamente», señaló el comunido emitido por Facebook. «WhatsApp está en el camino de conectar a mil millones de personas en el mundo. Los servicios que logran esa meta cuentan con un increíble valor», agrega el texto hecho público ayer. Por el momento, en el cuartel de Menlo Park ya se han apresurado a matizar que su nueva adquisición seguirá funcionando de manera independiente aunque uno de sus fundadores se incorporará al consejo de dirección.

Recién cumplida una década de la fundación de este gigante de Internet que nació en los pasillos de Harvard, Facebook ha hecho un ejercicio de capacidad financiera que muchos habrían puesto en duda hace un año y medio, cuando la protagonizó una salida a Bolsa que batió récords para poco después sumirse en un largo viaje por el desierto bursátil donde llegó a perder la mitad del valor con la que se estrenó en el parquet neoyorquino.

Mark Zuckeberg, que estará el próximo lunes en Barcelona con motivo del Salón Mundial de la Telefonía Móvil, surfea ahora en la cresta de la ola tras tanto tiempo nadando a contracorriente acuciado por la exigencia de los tiburones de Wall Street. Acabó dando forma de resultados a unas previsiones que pocos creyeron meses atrás y cerró 2013 con 1.500 millones de dólares de beneficio, resolviendo con solvencia la ecuación del negocio móvil, un terreno mucho más rentable que el del internet tradicional.

Devorar a un competidor

Con 1.200 millones de usuarios, que se podrían disparar de manera estratosférica si consigue una manera de instalarse en China, Facebook ha realizado un movimiento pensando en lograr una vía sostenible de mantener a largo su extensa parroquia. Y lo ha hecho 'devorando' a un posible rival. Si el extinto Messenger condenó a la extinción las tardes colgados del teléfono fijo para organizar una quedada con los más cercanos, Facebook hizo lo propio con el sistema de Microsoft.

En el horizonte, tal y como reflejaban diversos estudios y analistas, las aplicaciones de mensajería instántanea podía acabar reemplazando a las redes sociales como medio de conectar con nuestro círculo íntimo. Whatsapp mueve más de 10.000 millones de mensajes cada 24 horas y 400 millones de imágenes en ese mismo lapso de tiempo. Fenómenos virales como los 'memes' de Julio Iglesias han funcionado mucho mejor en estos canales, que tienen en otros ejemplos de auge como Line.

No es la primera vez que 'FB' se lanza a por una aplicación de mensajeria instánea. En noviembre 2013 ya intentaría comprar por una cantidad mucho más modesta, 2.235 millones, Snapchat. Recibió entonces un sonoro 'no' por parte de los veinteañeros que la crearon. Muchos meses antes, Zuckerberg ya se había sentado en una cafetería de California con los fundadores de Whatsapp, Brian Acton y Jan Koum, ex empleados de Yahoo!, que nunca destaparon sus intenciones definitivas. Hace dos meses, sin ir más lejos, sugerían en una entrevista en el New York Times que no tenían intención de vender la compañía. Incluso llegó a modelar su propio programa Facebook Messenger, que cosechó una discreta repercusión a este lado del charco.

Ingresos y privacidad

Sus ingresos provienen de los 0,89 céntimos de euro -un dólar en EE UU- que pagan los usuarios de iOS al descargarla y los de otros sistemas operativos como cuota anual. Ni publicidad ni micropagos ni otros complementos, por lo que también muchos en los mentideros tecnológicos aguardan los movimientos de sus nuevos dueños por hacer una monetización más agresiva.

La de ayer ha sido la gran compra de Facebook. Hasta el momento, Instagram era la aplicación por la que más había desembolsado, uno 750 millones de euros. En ambos casos, se tratan de dos de los programas con mayor fidelidad -más en el caso de la mensajería instantánea- y que los usuarios usan varias veces cada día.

La última gran pata de esta operación es el de la privacidad, más aún cuando en el gremio tecnológico todavía retumban los titulares de la campaña de espionaje de la NSA que distan mucho de ser los últimos estertores del escándalo destapado por Edward Snowden.

Whatsapp ha tenido algunos problemas en este aspecto -recientemente hizo algunos movimiento para mejorar esta materia- y Facebook no es considerado como el mejor testaferro para los datos personales de la comunidad cada vez más sensible y más concienciada en este aspecto. No hay que olvidar el motín que sufrió Instagram cuando trató de cambiar las condiciones de uso, una decisión que acabó siendo un simple conato, rectificada por los californianos poco después.

Facebook tendrá que ponderar el respeto a la información de los usuarios con los valiosos datos que se pueden obtener de esta plataforma de cara a la publicidad segmentada y el análisis de tendencias. Y lo tendrá que hacer mientras competidores como Snapchat o Telegram, que ofrecen modos de encriptación y autodestruccción de los mensajes, hacen de este asunto su principal carta de presentación cosechando un gran tirón. En el caso de la 'app' del clan ruso de los Durov en España han llegado a crecer al ritmo de un millón de descargas diarias.