TENIS

Nadal es invencible

El balear se metió en la final del US Open tras derrotar a un Gasquet renovado pero insuficiente por 6-4, 7-6 y 6-2. En la final se medirá a Novak Djokovic

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Hay un tenista llamado Rafa Nadal que sigue imparable en este 2013. Apenas ha perdido tres partidos en todo el año, ninguno en pista rápida. Ha conseguido estar en 12 finales de los 13 torneos que ha jugado y se ha llevado 9 títulos. Por ello se ha convertido en el español con más triunfos de la historia -642-; por ello ya está en su decimoctava final de ‘grand slam’. Unos datos que confirman lo que ha sido la clave de su éxito en su carrera: un hambre de victoria cimentada en una mentalidad que devora todo lo que pilla.

La bestia competitiva que es el español ya tiene una nueva final del US Open, la tercera en su carrera. Y eso que perdió por primera vez en lo que va de torneo su saque, algo que contrarrestó rompiendo el servicio de Gasquet al inicio de cada set. Y eso que no fue su mejor día, ya que le costó conectar tiros ganadores y mandar desde el fondo. Pero lo compensó con solidez y concentración en los momentos clave; lo consiguió siendo el Nadal de siempre.

Y después de vencer a Gasquet por 6-4, 7-6(1) y 6-2 en dos horas y 21 minutos, tiene la oportunidad perfecta de demostrar que es el número uno en este 2013. En la final del Abierto de Estados Unidos espera Novak Djokovic, el primero de la clasificación. El partido de los partidos al que el serbio llega desgastado tras estar contra las cuerdas y vencer a Wawrinka por 2-6 7-6 3-6 6-3 6-4.

El choque ante Gasquet empezó con un Nadal embalado que aplicó la misma rutina de siempre: una rotura inicial a su favor, la única que hubo en todo el set, y a mandar. Rafa Nadal en estado puro. De hecho, hizo lo mismo al comienzo del segundo y del tercer parcial. A partir de aquí, todo fue mucho más fácil para el español. Y eso que Gasquet estuvo agresivo. El galo no se achantó y le planteó un partido de tú a tú a Nadal, prueba de la gran mejoría del francés. Gasquet ya no es aquella promesa gala impulsada por la poderosa Federación francesa y que había sido vapuleado una vez tras otra por Nadal en las diez ocasiones anteriores.

Nadal pierde su saque

En esta ocasión, el francés incomodó al español. Sabía que cada centrímetro que retrocediese en el fondo de la pista ante el balear era un paso atrás en el partido. Por eso se lanzó al ataque desde el inicio y no cesó en su empeño. Pese a perder el primer set y a ceder de nuevo un ‘break’ inicial en el segundo, el francés creció en el partido tras obrar el milagro: romper el servicio de Nadal. Lo consiguió en el cuarto juego del segundo, después de que el español lo hubiese ganado 73 veces de forma consecutiva.

En el partido no había rendijas. Los tiros ganadores escaseaban. Los puntos caían por maduros más que por genialidades. Confirmada la igualdad del partido, el encuentro se movía al calor de dos golpes extraordinarios. Por un lado, la derecha de Nadal, menos agresiva que de costumbre pero sí muy efectiva. Por ello el balear se cubría una vez tras otra e intentaba cerrar los puntos con ella. Por otro, el revés de Gasquet, esa maravilla de golpe, estética y técnicamente inmejorable, y un quebradero de cabeza para todo el que se pone delante.

Con 4-3 a su favor en el segundo acto, el octavo cabeza de serie estuvo cerca de dar un golpe de efecto. Tuvo un 15-40 favorable que se diluyó gracias al saque de Nadal. Todo ello siempre sin la espectacularidad de otras ocasiones. Normal, eran unas semifinales del Abierto de Estados Unidos. Una tensión propia de un partido así que pesó demasiado a Gasquet en el ‘tie break’ del segundo parcial. Dos puntos resumen lo que fue esa muerte súbita para el galo: el primero y el último de la muerte súbita los perdió gracias por doble faltas. Con regalos así es muy difícil ganarle un set a Nadal. Con facilidades de ese tipo se entiende que el partido acabase en ese punto.

Ya en la última manga, Gasquet desistió. Ya era imposible, ya no tenía fe. Y curiosamente, el mismo fallo que se hundió en segundo parcial terminó enterrándose: dos dobe faltas dieron el pase a Nadal a la final, donde espera un Djokovic desgastado tras la batalla ante Wawrinka. Aguarda este lunes en el clásico del tenis del Siglo XXI.