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La radiación cósmica, gran reto para poner un hombre en Marte

Los científicos analizaron los datos recogidos por la nave que llevó al 'Curiosity' al planeta rojo

MADRID Actualizado: Guardar
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Un nuevo estudio ha puesto de manifiesto que el principal peligro para un viaje tripulado a Marte es la exposición a la radiación cósmica durante un tiempo tan prolongado.

El estudio analiza los datos captados por los aparatos instalados a bordo del Laboratorio Científico de Marte (MSL, por sus siglas en inglés) -la nave espacial que transportó al robot de la NASA 'Curiosity' hasta el planeta rojo- entre 2011 y 2012. Según publica la revista 'Science' esta semana, estudios previos habían evaluado la exposición a radiación que afecta a las naves espaciales sin protección específica en el espacio. Sus resultados aportaban datos suficientes sobre los riesgos para conocer el potencial peligro para los humanos, que tendrían que viajar a Marte y otros destinos en el espacio sideral en vehículos con escudos antiradiación.

Según los científicos, todavía pasarán años para garantizar un viaje seguro en misiones espaciales a larga distancia, exponiendo a los tripulantes a grandes cantidades de Rayos Cósmicos Galácticos (GCRs, por sus siglas en inglés) y Partículas Energéticas Solares (SEPs, por sus siglas en inglés). Para ello es esencial cuantificar la radiación que la aeronave absorbe para mejorar los vehículos y que sean más seguros para astronautas.

Por el momento, el estudio realizado por Cary Zeitlin y su equipo detalla las mediciones de la radiación de GCRs y SEPs dentro del Laboratorio Científico de Marte, el cual estaba protegido por un complejo escudo, mucho más profundo que el que montaba la nave espacial Apollo,.

El Detector de Evaluación de Radiación (RAD, por sus siglas en inglés) llevó a cabo mediciones detalladas de partículas energéticas en su interior. Dado que la protección provista por el MSL es similar a la protección que posiblemente sería utilizada para futuros viajes tripulados al espacio sideral, las dosis recogidas a bordo son realistas.

En base a estas mediciones, Zeitlin y su equipo llegó a la conclusión que la dosis de radiación que un astronauta soportaría en un viaje de ida y vuelta a Marte superaría a la que recibiría a lo largo de todas su vida. A ello hay que añadir la que recibiría durante su estancia en suelo marciano. El estudio también aporta datos para mejorar la tecnología de protección en la aeronave que un día llevará a humanos a Marte.