Bárcenas, a la salida de los juzgados. / S. Vera (Reuters)
CONFLICTO DE COMPETENCIAS

Pulso judicial por la gran causa

La Sala de lo Penal resuelve este miércoles la pugna entre Gómez Bermúdez y Pablo Ruz por asumir los ‘papeles de Bárcenas’

MADRID Actualizado: Guardar
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Un angosto pasillo de apenas diez metros repleto de cajas con papeles separan los dos juzgados que se disputan el caso de corrupción más grave en décadas: la supuesta financiación ilegal del Partido Popular, que afecta de lleno al corazón del partido en el Gobierno. En la segunda planta del edificio temporal de la Audiencia Nacional, en la calle Prim de Madrid, Pablo Ruz y Javier Gómez Bermúdez dirimen un duelo al sol por asumir la investigación. Es la madre de todas las batalla y los implicados no se han dejado balas en la recámara. Tras 15 días de cuerpo a cuerpo, este miércoles se zanjará una pugna con poderosos intereses en la sombra.

Para entender cómo se ha llegado hasta aquí hay que mirar dos meses atrás. El 24 de enero la Fiscalía Anticorrupción abrió unas diligencias informativas para investigar los denominados 'papeles de Bárcenas', después de que El Mundo revelara el supuesto pago de sobresueldos a la cúpula del PP procedente de las donaciones de empresarios al partido.

Las diligencias fueron ordenadas por el fiscal general Eduardo Torres-Dulce al fiscal jefe Anticorrupción, Antonio Salinas. Nadie, salvo el entorno de Rajoy y de la secretaria general María Dolores de Cospedal, conocía estas pesquisas, que saltaron a la luz una semana más tarde, el 1 de febrero, después de que El País publicará el cuaderno secreto del extesorero Luis Bárcenas.

Que Anticorrupción se adelantara, abriera diligencias informativas, bloqueara la judicialización de estos hechos e impusiera un manto de silencio sobre las diligencias a realizar se interpretó como una «maniobra dilatoria» desde diferentes ámbitos de la judicatura. Una manera de controlar los tiempos dada la nueva dimensión que había adquirido el 'caso Bárcenas'. Y para los más suspicaces, una forma de dejar correr el reloj, ya que las diligencias informativas no paralizaban la prescripción de los hechos investigados.

Hasta aquí el pecado original del conflicto que salpica ahora la Audiencia Nacional. Una de las razones por la que en estos dos meses se ha mareado la perdiz hasta judicializar el «bombazo cósmico» que ha caído en el seno del PP, según ha reconocido un hombre fuerte del partido en la época de Aznar.

En este ínterin hasta que el caso llegó al tribunal central hay dos momentos clave. Los autos del 5 y el 21 de febrero en los que el juez Ruz, instructor del 'caso Gürtel', no vio conexión para abrir una investigación, en línea con lo que había defendido hasta ahora Anticorrupción.

Marcha sin sentido

Este movimiento del juez bisoño de la Audiencia Nacional, en comisión de servicios hasta septiembre, cuando el titular de la plaza, el vocal del Consejo del Poder Judicial Miguel Carmona, se incorpore, no agradó a algunos de sus compañeros. Se interpretó como una marcha atrás sin sentido -«Ruz ha caído en la estrategia dilatoria de la Fiscalía», se decía- porque un asunto de esta magnitud tenía que acabar en los tribunales.

Y así fue. Los 'papeles de Bárcenas' llegaron por la puerta de atrás el 28 de febrero, a raíz de la querella de Izquierda Unida y otros colectivos. La denuncia cayó por turno de reparto en el juzgado de Javier Gómez Bermúdez. El 4 de marzo incoó diligencia previas (puso el pertinente número al asunto y dio traslado al fiscal) y el día 11 la admitió a trámite sin esperar al informe no vinculante del fiscal, que a su vez se hizo de rogar. El juez asumió el caso porque, a su juicio, los 'papeles' son independientes de 'Gürtel'.

Por su parte, el 7 de marzo Ruz abrió una pieza separada al 'caso Gürtel' tras cambiar de criterio y apreciar, ahora sí, indicios de conexión entre la trama corrupta y los donantes que aparecen en las notas de Bárcenas. Unos vínculos apuntados por la Policía y Anticorrupción tras observar el ataque de caballería pesada lanzado por Gómez Bermúdez. Tan es así que el fiscal del caso, Antonio Romeral, reveló este viernes nexos entre los pagos de 'Gürtel' y la contabilidad oficial del PP para dejar clara la competencia de Ruz.

El indomable

Estos son los tiempos y los argumentos judiciales que tendrá que debatir este miércoles la Sala de lo Penal para resolver la pugna jurídica. Pero visto cómo se han movido los actores en el campo de batalla surgen algunas preguntas. ¿Qué teme la Fiscalía y, por ende, el Gobierno de Gómez Bermúdez? ¿Existen fricciones entre el magistrado que juzgó el 11M y el «interino y voluntarioso» Ruz?

Javier Gómez Bermúdez, malagueño de 50 años, era considerado un bastión del PP por su rígidez con los etarras cuando era juez de vigilancia penitenciaria. De la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, llegó a la Audiencia en 1999 y ha pasado por todos los puestos de la Sala de lo Penal, que presidió entre 2004 y 2012 hasta que los vocales conservadores del CGPJ le retiraron su apoyo por el de Fernando Grande-Marlaska.

Impenetrable e impredecible, según su entorno, sus mejores momentos en la Audiencia -juicio del 11-M, vista oral del Yak-42- le granjearon enemistades manifiestas con prohombres del patido como Federico Trillo. El coletazo final fue, a juicio de los populares, la medalla al mérito policial que le concedió Alfredo Pérez Rubalcaba cuando era ministro del Interior por su «impulso en la lucha contra el terrorismo». Y es que Bermúdez no oculta que fue el «padre» de la 'doctrina Parot' cuando presidió la sección primera.

Así, el temor a que la silueta del ahora instructor proyecte en la calle Génova es real. El último ejemplo fue en verano pasado cuando el instructor acusó al ministro Jorge Fernández Díaz de revelación de secreto por el 'caso Publio Cordón'.

Enfrente está Pablo Ruz, madrileño de 38 años y 'niño prodigio' de la judicatura por su espectacular carrera. «Humildad, trabajo y fortaleza física» definen su trabajo en la Audiencia antes de volver a su juzgado de instrucción en Villalba. Ruz ha afrontado patatas calientes como el 'caso Faisán' o 'Gürtel' con nota. Junto a las fiscales y sus funcionarios destapó la fortuna suiza de Bárcenas que ha derivado en la investigación de la financiación del PP. De ahí que esta «hormiga obrera» -como le definen- quiera asumir la competencia. Primero por merecimiento y luego para resarcirse del mal trago que está pasando en su duelo al sol con el indomable Gómez Bermúdez.