Paolo Giordano, en Madrid. / Efe
PAOLO GIORDANO, ESCRITOR

«El cuerpo es a veces más inteligente que la mente»

El narrador turinés explora el tránsito a la madurez bajo la tensión bélica en 'El cuerpo humano'

MADRID Actualizado: Guardar
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El éxito le puso a prueba. "Vender casi siete millones de copias de 'La soledad de los números primos' fue paralizante" admite Paolo Giordano (Turín, 1982). "Cambió mi vida y mi percepción del mundo" reconoce el autor turinés que tras alcanzar el cielo con su primera novela se sintió "atrapado en una burbuja". La pompa explotó y cinco años después "generó la libertad necesaria" para regresa a la arena editorial con 'El cuerpo humano' (Salamandra). Es una novela de iniciación en el siglo XXI, una singular exploración de cómo la "insensata y fantasmal" guerra de Afganistán opera cambios sustanciales en una docena de jóvenes que, como el propio autor, "se someten a un tensión extrema que cambian sus coordenadas vitales y emocionales en menos de un año y antes de cumplir los treinta".

Giordano viajó en dos ocasione a la base italiana de Fob Ice en el corazón de Afganistán y mantuvo un contacto muy próximo con un batallón de jóvenes soldados italianos destacados en el conflicto. "Unos jóvenes que en plena formación empotrados en la burbuja de la guerra, una situación extrema en la que aflora lo mejor y lo peor de los seres humanos y en que se verán obligados a madurar" explica el tímido escritor, que encontró en el mercado español una de las recepciones más calurosas a su primera novela.

En un medio tan hostil los jóvenes "aprenden a dialogar con sus cuerpos, a escucharlos" algo que "todos deberíamos hacer". Optó Giordano por este título desde la convicción de que "algunas veces nuestro cuerpo es más listo, mucho más inteligente que nuestra mente" aunque por lo común "nos negamos a escuchar sus menajes". Algo que si harán unos soldados "sometido a una tensión extrema de la que el cuerpo es más consciente que la mente". "Están obligados a enfrentarse a sus propios fantasmas desencadenados por una guerra fantasmal", resume.

Giordano quería narrar el difícil y complejo tránsito a la madurez de esos soldados "al tiempo que trataba de explicarme la mía". Reconoce el narrador que en los cinco años transcurridos desde su feliz irrupción en el mudo editorial ha cambiado radicalmente de vida y de manera de pensar. Formado como físico teórico, era un investigador con veleidades narrativas. Pero ahora por fin se dedica solo a escribir "se que en realidad no quería ser un científicos". Para dar ese paso "he tenido que escucha a mi cuerpo, que no dejaba de enviarme mensajes que no entendía mientras estaba en la universidad y me dedicaba a investigar". "El cuerpo es una fuente de información básica, muy precisa, que a veces va muy por delante de la mente y que no sabemos escuchar" insiste

Viajes

La maquinaria creativa se pudo en marcha de nuevo cuando Giordano aterrizó en Afganistán con el encargo de hacer un reportaje. Allí ideó una historia coral para la que la desolación de las montañas afganas y la tensión brutal de la guerra resultaban cruciales. "La guerra da al protagonista un sentido más lúcido de sí mismos, de su realidad y de su entorno, de modo que paradójicamente la guerra les hará mejores personas" explica. Tras alcanzar esta conclusión un segundo viaje le sirvió "para comprobar como mi imaginación había transformado un lugar inalcanzable para el común de los mortales y que me había fascinado".

Al mando del teniente Antonio René un puñado de inmaduros jovenzuelos se pondrá a prueba en medio de una situación crítica. En el silencio del desierto, «sus propios miedos les enseñarán a escuchar a sus cuerpos cuando tratan de sentirse verdaderos hombres» dice Giordano que ha tomado la guerra como una mera excusas "Afganistán es la guerra de mi generación y siempre quise escribir sobre ella, pero no me sentía capaz hasta que comprendí que podía hacerlo narrando el complejo salto a la madurez de esos de esos jóvenes que se ponen al límite y ven transformadas sus vidas".

Dolor, traición, pasión, miedo, desengaño, desasosiego y desconcierto ante la responsabilidad son algunas de las sensaciones que explora 'El cuerpo humano'. A través la psicología de doce jóvenes "enfrentados a sus propios temores en la burbuja del guerra que a la que un pueden escapar, cuando en otras circunstancias habría podido huir de su propia madurez". "La transformación en la guerra llega de repente y eso es el aspecto que más me fascinó" dice Giordano que toma la guerra "como metáfora de la confusión". "Paradójicamente esa confusión es el origen de cierta lucidez para estos jóvenes, como lo fue para mí". "Me sentí atrapado, pero fue esa incertidumbre la que generó la claridad suficiente para abordar la novela" concluye.