TENIS | INDIAN WELLS

Nadal recupera la sonrisa

El balear confirmó su mejoría y derrotó en semifinales de Indian Wells al checo por 6-4 y 7-5

MADRID Actualizado: Guardar
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El tenis condensado en un jugador: generosidad, calidad, físico, golpes y potencia. El deporte resumido en un deportista: primera cita en cemento que juega desde hace prácticamente un año, al que llegaba con dudas y con la intención de rodarse, y primera final; cuarto torneo después de estar parado siete meses por una lesión y cuarta final. Es Rafa Nadal, un tenista para el que se agotan los adjetivos. Es en Indian Wells, donde ha derrotado al número dos y seis del mundo y donde disfrutan de la mejoría del español. Es un balear que, además de ganar a Berdych por 6-4 y 7-5 y meterse en la final del primer Masters 1.000 del año, tuvo una de las mejores noticias posibles: la vuelta de su derecha. Se verá en la final con el argentino Juan Martín del Potro dio la vuelta a un espectacular partido y doblegó por 4-6, 6-4 y 6-4 en dos horas y 50 minutos al serbio Novak Djokovic

“Después de siete meses y muchas dudas que siguen ahí, jugar cuatro torneos y cuatro finales es algo muy positivo”, explicó al terminar del partido a TVE. En un partido perfectamente gestionado a nivel táctico, Nadal confirmó que está a un paso de alcanzar su mejor nivel. Más cerca todavía que tras el encuentro ante Federer.

Porque lo que se vio ante Berdych fue francamente positivo para él. El plan del checo para sorprenderle estaba muy estudiado. Con su saque, y en el lado del iguales, buscaba constantemente el saque abierto y la derecha ganadora al lado libre. Un método que le funcionó bastante bien en los primeros juegos y que también empleó a la perfección al español –en este caso en el lado de la ventaja-.

Los dos rápidamente se cubrían con su derecha. Con el automático puesto, a Berdych le costaba una barbaridad moverse de lado a lado de la pista. Y en cuanto Nadal se entonó con el resto se puso por delante en el marcador. Los puntos de más de diez golpes escaseaban. Pero, sorprendentemente, en ese contexto el balear se encontraba cómodo. Su derecha era más que la del número seis del mundo y desde el fondo de pista no había color –el manacorense hizo nueve ganadores en el primer parcial por solo cinco del checo-. Preocupante síntoma para el centroeuropeo.

Ya sea porque Berdych no encontraba la forma de meterle mano a Nadal o porque el exnúmero uno del mundo esta intratable desde el fondo de la pista, el caso es que el balear se llevó la primera manga sin excesivos agobios. Con una sola rotura de servicio le bastó. Sus movimientos desde la línea de fondo eran rápidos y armoniosos. Su agilidad le llevaba a levantar esas bolas imposibles de antaño. El partido transcurría vivo y cómodo para Rafa; plomizo y desesperante para su rival. No había fisuras en el tenis del español.

Lejos de alterar el ecosistema, el inicio del segundo acto fue calcado al del primero. Berdych ponía su servicio y poco más. Nadal todo lo demás. Al número seis del mundo le sostenía su servicio. Pero aprovechó su oportunidad. Una doble falta le permitió ponerse 5-3. Sacaba para cerrar el set. Y solo hizo un punto en ese juego. Cosas de Nadal. Cosas de una mentalidad prodigiosa y de una derecha que volvía a funcionar a la perfección.

Curiosamente, el ‘break’ a su favor desactivó al checo. De poder cerrar el partido con su servicio a no encontrar ninguna solución. De conectar ganadores a fallar forzado por el balear. Cosas de Nadal también. Desamparado, Berdych tuvo opciones de llevar la manga a la muerte súbita. Pero era el día del de Mancaor. Y pase lo que pase en la final, hay una cosa clara: es el torneo de Rafael Nadal.