moda | FASHION WEEK MADRID

Duyos resta protagonismo al luto de David Delfin

Ion Fiz fusiona estilos, colores y materiales en provecho de una mujer femenina y seductora

MADRID Actualizado: Guardar
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El vasco Ion Fiz se encargó de levantar el telón en el ecuador de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. El diseñador concibió prendas desde la abstracción, sin tener en cuenta épocas ni estilos. Una fusión de formas, colores y materiales con el único objetivo de esculpir la figura de la mujer, moldeando sedas, lanas y lurex sobre la modelo, logrando una ligereza, fluidez y volumen magníficos. Una colección inclasificable pero muy apetecible. Pocos minutos después llegó el turno de Sara Coleman, que presentó su colección más ecléctica y atemporal, dejando atrás el uso del color de forma monocroma y abusando de la geometría desestructurada. El color fue el auténtico protagonista: amarillo, azul noche, verde y rojo juegan a iluminar tejidos naturales, donde la lana mohair o el cashmere se mezclan con algodones y viscosas creando un juego de volúmenes y texturas un tanto repetitiva.

Y con Davidelfin llegó el espectáculo en su más amplio sentido. Los rostros conocidos se agolparon en una codiciada ‘front row’: Alaska, Mario Vaquerizo, Beatriz de Orleans, Nuria Roca o actores como Miguel Ángel Silvestre, Blanca Suárez, Pepón Nieto, Javier Cámara o Ana Polvorosa jalearon las propuestas de una colección con la que el modisto dio su último adiós a su perra Alicia, fallecida el año pasado. Ases de corazones y rosas rojas destacaban sobre prendas blancas, a veces unidas, otras aisladas y algunas sólo posadas en el cuerpo. Tan solo su musa, Bimba Bosé, se enfundó un vestido negro a modo de luto. No es plato de buen gusto ir detrás del maestro de ceremonias, pero Juanjo Oliva salió airoso del trance. Las modelos elegidas por el madrileño partían del interior de un lujoso salón para deslizarse por la pasarela con prendas elegantes y femeninas: faldas sobre la rodilla, espaldas al descubierto y vestidos vaporosos que dejaban adivinar su silueta otorgando un porte majestuoso.

Amaya Arzuaga daba paso a los desfiles de la tarde. La diseñadora huyó de las prendas ceñidas, posicionándose como principal defensora del ‘oversize’ con vestidos saco, faldas voluminosas para la noche, cinturas despegadas y capas, con hombros caídos y texturas acolchadas predominando en conjuntos que, con el negro como base, se han teñido de camel, púrpura y musgo.

La jornada se puso flamenca con Duyos, que se desnudó en un sentido homenaje a las féminas de su familia adornado con un aroma a España que se vio intensificado con una cantaora y su séquito. Un canto a las raíces más profundas del diseñador, que abogó por una que la mujer se vista para sí misma, que no espere sentirse guapa en eventos señalados. Crèpes pesados, satenes envejecidos, encajes en mohair, muselinas livianas, napa satinada, asta y plata para crear siluetas sensuales ‘made in Spain’.

Optimismo de Devota & Lomba

Una alegría que dio paso al optimismo moderado de Devota & Lomba, que con su ’Introspección’ buscó conectar con la infancia en un contexto desordenado y contradictorio. Ordenar las fichas geométricas y encontrar formas reconocibles, los tonos envejecidos detuvieron el tiempo y crearon uno nuevo mediante lana y seda en los colores corporativos de la marca: negro y gris.

Ágatha Ruiz de la Prada amenizó el cierre de la tercera jornada con una continuación de ‘Agatha contra Agatha’, su anterior colección. Bajo el título ‘Autochicas’, término utilizado por Umbral para definir a la diseñadora por ser de las “mujeres que haciéndose por fuera, se hacen por dentro”, renovó las ideas clásicas de la firma en un muestrario fabricado exclusivamente en terciopelo. La excéntrica modista optó en esta ocasión por el uso de verdugos para cubrir las cabezas de las modelos y centrar la atención en las prendas, carentes de complementos, pero con un divertido toque naif gracias a bolas de Navidad y espumillón. Un derroche de imaginación… como siempre.