EXPOSICIONES | FOTOGRAFÍA

La sencillez magistral de Virxilio Vieitez

El excepcional legado de un brillante fotógrafo rural que testimonió los cambios sociales del siglo XX, rescatado por la fundación Telefónica

MADRID Actualizado: Guardar
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"Estaba asqueado de la fotografía, cabreado y aburrido, pero cuando vio que su obra era apreciada por los expertos recuperó cierta ilusión por el oficio". Así habla Keta Vieitez de su padre, Virxilio Vietez (1930-2008), un magistral e intuitivo fotógrafo de pueblo que durante más tres décadas testimonió con su cámara la vida en su entorno más inmediato. La fundación Telefónica rescata ahora y pone en valor la ingente y poco cocida obra de este hombre sencillo que retrató a gentes sencillas. Un profesional que sin la menor pretensión artística se ganó un hueco en los anales de la fotografía.

Documentó Vieitez con decenas de miles de imágenes los cambios que afectaron radicalmente a su entono, y por ende a la sociedad española de segunda mitad del siglo XX. Entre 1953 y 1980 realizó más de 50.000 instantáneas de las que se exponen apenas 300, la mitad inéditas. Unos negativos que permanecieron arrumbados en la casa familiar hasta que su hija le hizo comprender su valor. "Había negativos hasta en la cesta de los gatos" dice Iñaki Martínez Antelo, director del museo Marco de Vigo donde la muestra se vio hace dos años. Es arduo el trabajo de recuperación que queda por hacer, ya que su hija explica que aun son muchas las latas de negativo que no se han abierto.

Virxilio Vieitez fue autodidacta. Aprendió el oficio en Cataluña y de regreso a su pueblo pontevedrés, Soutelo de Montes, trabajó con una Kodak de cajón y gran formato. Iba para mecánico, pero no tardó en abandonar el taller por las calles, su escenario preferido. En ellas retrató a sus paisanos de la comarca de Terra de Montes que le reclamaban imágenes para mandarlas a sus familiares emigrados al otro lado del Atlántico. "América debe estar plagada de mis fotos" bromeaba un fotógrafo elegante y natural que casi siempre usaba un fondo blanco para sus retratos.

Bodas, banquetes y funerales

Todos los retratos de Vieitez fueron encargos de sus paisanos. Él elegía la escena y dirigía la pose para unas instantáneas que la comisaria de la muestra, Enrica Viganó, compara sus fotografías intensa, nítidas y potentes" con las de gigantes como August Sander, Ortiz Echagüe o Malick Sidibé. Testigo de comuniones, bodas, banquetes y funerales y autor de miles de retratos para el Documento Nacional de Identidad (DNI) y libros de familia, Vieitez siempre dio un cariz profesional a su trabajo. "No desperdició ni un disparo", destaca la comisaria, que lo avala como una figura clave de la historia del retrato contemporáneo y espera que su obra se reconozca y se disfrute pronto fuera de España.

Viganò propone al espectador un paseo por una vasta galería de retratos iniciada en blanco y negro y concluida en color, un cambio que "destrozó" al fotógrafo, según su hija y también fotógrafa. "En blanco y negro él controlaba el proceso pero en color se tenía que plegar a lo que hacía el laboratorio, y eso mató su ilusión", explicó Keta Vieitez.

"Quiero que el espectador pasee por la exposición como si pasera por Soutelo de Montes y se cruzara con su vecinos" propone Viganò, que ha recurrido a un laberinto de paneles para exhibir las fotografías de DNI. "Vieitez ha dejado su huella, con razón y con fuerza, en la historia del retrato fotográfico e