análisis

Siria vuelve a escena

La UE sigue siendo incapaz de ponerse de acuerdo sobre qué hacer en materia de sanciones y embargos

MADRID Actualizado: Guardar
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La Unión Europea confirmó ayer la persistente división internacional que suscita el largo y sangriento conflicto civil en Siria: en su reunión mensual de ministros de Exteriores persistió el desacuerdo sobre qué hacer en materia de sanciones y embargos, no fue posible el arreglo y se decidió apurar el plazo auto-impuesto hace dos años (uno de marzo) sobre cómo proceder.

Si hay un razonable acuerdo sobre sanciones financieras y boicot diplomático (la mayoría de gobiernos europeos han cerrado sus embajadas en Damasco y reconocen a la 'Coalición Nacional' de oposición como el legítimo representante del pueblo sirio) las cosas son mucho más complicadas en la cuestión capital de prestar o no ayuda militar a los alzados en armas.

En realidad, la UE ha sabido subarrendar a los países musulmanes (Qatar, Emiratos, Arabia Saudí y Turquía) la política de armar a la rebelión, pero ni siquiera estos activos factores regionales se han atrevido o han podido -atados por contratos con sus proveedores occidentales -entregar lo que los insurgentes piden a gritos: armas antiaéreas. La petición es muy lógica porque la total superioridad aérea del gobierno y su recurso a bombardeos desde el aire es invencible.

La preocupación americana

Francia y el Reino Unido son los más beligerantes en volcar la situación hacia el lado rebelde, aunque se plegaron hoy a la propuesta de aplazar la decisión a su reunión mensual de finales de febrero, a la que asistirá el mediador de la ONU y la Liga Árabe en el conflicto, Lajdar Brahimi. Sin embargo, el argumento suena a meramente retórico porque el acreditado diplomático argelino, tan activo y realista durante meses, prácticamente se autoexcluyó como intermediario y pacificador tras declarar, un poco sorprendentemente en su oficio, que el presidente Assad ya no puede ser parte de la solución y, por tanto, debe renunciar…

Más al fondo está la constatación de que en Washington no desean una dramatización de la crisis o volcar su poder a favor de la revuelta porque, aunque retiraron a su embajador, Robert Ford, y reconocen a la Coalición temen tres cosas: a) la generalización regional del conflicto, que podría, con la intervención de Israel, el Hezbollah libanés y otros actores menores, tomar una dimensión incontrolable; b) exacerbar la posición rusa, que con Putin de nuevo en el Kremlin parece optar por una estrategia de confrontación con los Estados Unidos, no aceptará perder terreno en el Mediterráneo oriental y reforzará sus vínculos con Irán, un socio decisivo de Siria; c) Washington cree, como muchos observadores, que los factores islamistas radicales (y, en concreto, Jabhat al-Nusra, que se ha acreditado mucho militarmente) podrían ser decisivos y, de hecho, son hostiles a la 'Coalición Nacional', de tonalidad laica y liberal.

¿Un giro diplomático?

Solo faltaba que, por fin, Israel entrara ayer en escena (con un bombardeo aéreo sobre un objetivo no bien precisado: un centro de experimentación con armas para unos, un convoy con misiles para Hezbollah según otros). Moscú reaccionó esta mañana ásperamente y, en ausencia de todo comentario oficial israelí, en Washington se han limitado a mostrar la clásica y profunda preocupación… y no es seguro que aprecien la iniciativa israelí.

Casi en vísperas de que la guerra llegue a los dos años y con más de sesenta mil muertos en su haber parecen sugerirse incluso movimientos diplomáticos inesperados, el principal de los cuales corrió a cargo ayer del jefe de la 'Coalición Nacional', el respetado y moderado Ahmed Musa al-Jatib quien, con el presidente Hollande delante, dijo en París "estar dispuesto a negociar con enviados del presidente Assad fuera de Siria" con dos condiciones: que se libere a todos los opositores encarcelados y que den papeles a los sirios del exterior que han visto caducados los suyos…

Un par de horas después el llamado 'Consejo Nacional Sirio', que, con el 'Ejército Sirio Libre' fueron las primeras organizaciones del alzamiento en el exilio, protestaron y mostraron su desacuerdo… y nunca sabremos si París había hecho la sugerencia, o si es un recado del mediador Brahimi o qué… Lo cierto es que con la comunidad internacional tan remisa y la coriácea resistencia del régimen sirio y su ejército, parece haber ganado puntos la tesis de que el conflicto “no tiene solución militar”… y así lo recordó hace solo unos días también en París el general Manaf Tlass, desertor y antiguo miembro del selecto círculo íntimo del presidente Assad en cuanto que hijo del legendario general Mustafa Tlass, quien fue por décadas un intocable ministro de Defensa en Damasco…