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«Odio a Putin», dice desde la cárcel una de las Pussy Riot

Nadejda Tolokonnikova sostiene que el sistema vigente en el país "recuerda mucho a los regímenes dictatoriales del pasado"

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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"Amo a Rusia pero odio a Putin", afirma una de las integrantes del grupo de punk rock Pussy Riot en una entrevista concedida al semanario alemán 'Der Spiegel' desde la cárcel donde cumple una pena de dos años de reclusión.

Las Pussy Riot quieren "una revolución en Rusia", añade Nadejda Tolokonnikova, de 22 años, que junto con dos compañeras fue condenada el 17 de agosto por haber cantado una "oración" contra el presidente ruso Vladímir Putin en una catedral.

Considerada la líder del grupo, Tolokonnikova respondió por escrito a las preguntas de la revista alemana a través de uno de sus abogados, explica 'Der Spiegel', mostrando una fotografía de las respuestas manuscritas de la joven.

"El sistema Putin (...) no pertenece al siglo XXI, recuerda mucho las sociedades primitivas o los regímenes dictatoriales del pasado", asegura. "No me arrepiento de nada", dice la joven. Y añade: "Al fin y al cabo, creo que el juicio contra nosotras era importante ya que mostró el verdadero rostro del sistema Putin". "Este sistema emitió una sentencia sobre él mismo, condenándonos a dos años de cárcel sin que hubiéramos cometido un crimen. Esto por supuesto que me alegra", explica la joven, que durante el juicio vistió una camiseta con el lema: "¡No pasarán!". "Lucho para que mi hija (de cuatro años) crezca en un país libre", recalca, considerando que el juicio fue "la venganza de Putin".

Mezcla de cuartel y de hospital

Además de Tolokonnikova, Yekaterina Samutsevich, de 30 años, y Maria Alejina, de 24 años, fueron condenadas por un tribunal de Moscú a dos años de reclusión cada una por "vandalismo" e "incitación al odio religioso", tras haber cantado una "oración punk" en la catedral del Cristo Salvador de Moscú pidiendo a la Virgen que "eche a Putin" del poder.

A una pregunta sobre sus condiciones de detención, la cantante responde que son soportables. "A pesar de todo, es una prisión rusa con todo su encanto soviético. No ha habido mucho progreso: la prisión es una mezcla de cuartel y de hospital".

"Nos despiertan a las seis de la mañana, luego desayuno, después llega la vuelta por el patio. El resto del día escribo. O leo, estos días por ejemplo la Biblia y las obras del filósofo marxista esloveno Slavoj Zizek", describe. "La falta de libertad de movimiento no restringe la libertad de pensar", concluye.