«Nadie en la UE está en posición de dar lecciones»

El Gobierno italiano estaba anoche con un pie en el abismo, al borde de la ruptura, con el enconado pulso que mantenían Silvio Berlusconi y su socio, Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, a raíz de un intento in extremis de reformar las pensiones. No lo han hecho en dos años, pero ahora la UE ya no puede esperar más.

En un convulso consejo de ministros convocado de urgencia por el primer ministro tras volver de la cumbre de Bruselas pretendía elevar la edad de jubilación a los 67 años, entre otras medidas, pero la Liga opuso un veto implacable. Había sido una de sus líneas rojas durante los dos planes de ajuste del verano y ayer lo siguió siendo. Al final estaba en juego la propia vida del Gobierno. Pero es que Berlusconi , del otro lado, tiene encima la presión de Bruselas y los mercados.

La tensión con los socios europeos es alta y también se disparó la presión interna. El temor de sufrir un 'síndrome griego' se agudizó con las informaciones, luego desmentidas por la UE, de que el fondo de rescate se iba a activar también para Italia.

Berlusconi divulgó una nota de tono digno en la que insistía en que Italia cumplirá su parte, replicaba que «nadie puede dar lecciones» y dejaba caer que la crisis bancaria es «sobre todo franco-alemán»

El magnate volvió el domingo con la badana bien zurrada de Bruselas, donde de nuevo cundió la sensación -tras la famosa carta enviada en junio por la BCE- de que Italia está prácticamente comisariada por la UE. Ya es oficialmente el último de la clase junto a Grecia y hasta se le impusieron deberes a modo de ultimátum. Para mañana, en la nueva reunión comunitaria, debe llevar nuevas medidas de ajuste. Ayer se redobló la presión con unas declaraciones del portavoz del comisario de Asuntos Económicos. Dijo que piden a Italia «una agenda de reformas completa con un calendario claro, todos los socios tienen que estar convencidos de su compromiso».

.